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Mostrando entradas de agosto, 2017

Tiempo reunido, dos poemas

Juan Aurelio García G. Díptico I Calma chicha Por un momento doy el paso a un costado del ruido del mundo Escucho música para yoguis o derviches mientras avanzo cautelosamente en mi bicicleta estática Sudo a mares intentando poner mi pensamiento en blanco ya de por si agujereado sin redención por todas las plagas aprendidas de mis pasiones insanas No es que sea feliz pero obtengo la droga de cierta calma chicha  por la vía impolítica  de no pensar en los otros La calma de hoy mi paga de hoy  la calma mía mi calma por hoy mi paga II Enchapado en oro O Simplemente  vivir como el Buda de los ojos cerrados dirigidos al vacío de todo y de sí mismo siempre de antemano sabiendo que en cualquier momento algo va a explotar de nuevo *** Momento Que el mundo exista de verdad es un peligro que uno salga temprano del trabajo con la ingrata fortuna de que al cielo le dé por /despejarse

Poemas de Elías Mejía

LAMENTO POR MIS PUTAS AMADAS 1 Es triste tu mirada, he comprendido, por haber olvidado, en mi momento, el fácil bienestar del pan ganado con tu fuerte cintura en movimiento. Es triste mi destino, he comprendido: así observa la puta el sentimiento y así a tu corazón he nominado en mi martirizado pensamiento. Sigue, mujer, tu tránsito en la vida, desprecia mi codicia por tu aliento, huye de mi cariño hacia la nada regalando tus lágrimas al viento, llama rumba de amor nuestra jornada y digamos adiós a nuestro intento. CONFESIÓN POR UN PUÑADO DE SEXO 2 Me gusta cuando te quedas dormida y se prolongan los veinte minutos en tu regazo.     NYDYA 3 Perla en el lupanar, has despertado de nuevo las pupilas soñadoras, que beben de los gestos del amado olas de danzas y rumor de auroras. Es, sin embargo, triste haber ganado terrenos al amor en estas horas, en que todo lo bueno se ha borrado, cual se borr

Correspondencia abierta (V)

Sr. Tomás Carrasquilla, o Tomasca como le digo con el más respetuoso atrevimiento: por sus cuentos empecé a amar la lectura. Por los finales de sus textos aprendí que no todo es tan predecible como uno piensa. Para mí usted es el dueño de los mejores finales que he leído en mi vida. Así que o no leído mucho o de verdad es usted un genio. No le perdono que Simón no haya volado ¿Cómo no va a volar? Si Gabriel García Márquez hizo que un señor muy viejo tuviera alas enormes y que un ahogado fuera el más hermoso del mundo, cómo tú, querido Tomasca, no ibas a hacer posible que Simón fuera un mago y volara. Cuando tenía 7 años mí tía Ana me dijo por primera vez:“Niña, usted parece Peralta” y yo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Lo entendí unos años más tarde cuando me encontré con En la diestra de Dios padre.  En todo caso, el cuento que me haría tomar una decisión determinante en mi vida fue El ánima sola… para una niña de 11 años que empezaba a sumergirse en el mundo de la

Poema de Uriel Giraldo

De repente las cosas que detesto me apasionan y soy feliz acudiendo puntual al trabajo y tomar el urbano es una grata experiencia y el olor en los buses es un olor de fiesta y de pronto mirando por entre los altos edificios me percato de que el sol brilla y las nubes se estremecen con su cálido cosquilleo y se explayan eufóricas y yo me pongo eufórico y me da por hablarle al compañero de asiento y preguntarle por su mujer y sus hijos Él me habla de su niña que va a la escuela  y ya deletrea su nombre pienso entonces en los niños qué bellos son los niños dónde han estado que apenas ahora me doy cuenta de lo bellos que son Sonrío El mundo es distinto Sonrío La gente me mira sorprendida Yo me sorprendo de sus rostros qué secos qué fríos qué lúgubres sus rostros Mentalmente repaso la vida de esos rostros repletos de soledad en sus tripas y en sus almas aún llevan su diaria pesadilla rígidamente ceñida en sus rígidas miradas Se me trueca entonce

Correspondencia abierta (V)

Señor Lem: Usted es un tipo inteligente: en su autobiografía escribió que su coeficiente intelectual es de 180. A los 15 años, en 1937, usted era uno de los jóvenes más brillantes de toda Polonia, pero no necesitaba ser un genio para saber que ninguna distinción le serviría a un descendiente de judíos en los albores de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, la inteligencia solo servía para burlar la muerte. Tengo entendido que evadió a los nazis con papeles falsos, aunque varios de sus familiares fueron asesinados. De la remembranza de aquellos días surgieron novelas como Memorias encontradas en una bañera (1961), cuyo título evoca recuerdos hundidos en las lagunas de la mente. Sin embargo, se trata de una novela de ciencia ficción. Casi todas sus obras exploran el futuro. El primer libro suyo que leí fue Golem XIV (1981), en diciembre de 2013, gracias a una persona que nunca supo el tremendo favor que me hizo. Golem XIV, esa supercomputadora que usted describe, me pareci

Correspondencia abierta (IV)

Querida Ágatha, pude haber enviado esta carta antes de tu muerte. Previo a aquel triste inicio de 1976, ya había bebido, a tragos cada vez más cortos, apremiado por dilucidar tus tramas de tenues pistas sembradas en cada párrafo y  por saber quién o quiénes fueron los asesinos, las adictivas pócimas de tus relatos policiacos; no obstante, salvo algún anónimo de retorcida caligrafía, dirigido a Patricia T., sección femenina en el colegio del barrio, iniciando el bachillerato, excepto una que otra tarea escolar redactada con desgano, y lacónicas postales cruzadas con mi primo Edilberto, becado en una universidad gringa, no había escrito entonces una línea. Bueno, querrás enterarte del motivo de mi mensaje, más de cuarenta años después del inicio de tu sueño eterno. Bien, hace poco recibí en el buzón (hoy día ya no consiste en la romántica urna con cerradura y pedestal donde coincidían facturas, avisos comerciales, o mensajes de enamorados, ni está en el exterior de las viviendas,

Correspondencia abierta (III)

Querido Julio, no sabría decirte si Silvio es tu mejor cuento, aunque lo menciones con tanto entusiasmo en tu diario. Debo admitir que me pone a pensar. Te veo en su soledad, me veo a mí, a los dos, hurgando entre aquel rosedal para entender la vida. Pues “no podía ser esa cosa que se nos imponía y que uno asumía como un arriendo, sin protestar”. A mí, por ejemplo, me gustan más tus cuentos de borrachos, de pobres diablos. Quizá porque soy uno de esos y, cuando te leo, siento que me estás escribiendo. Si creyera en un dios, seguro sería como tú, Julio: con tus cigarrillos, con tus dos pozos a punto de desbordarse por tu cara, con tu cuerpo como una calavera, con la piel forrándote los huesos igual que un caucho quemado por el sol. Las botellas y los hombres, Los gallinazos sin plumas. ¡Qué cuentos! También el Embarcadero, por supuesto, que describes como lleno de una aplastante tristeza. Yo escribí uno de borrachos donde tú apareces. ¡Qué gusto sentí al sentarte frente a la vi

Correspondencia abierta (II)

Carta para Don Fernando, poeta desconocido en la ciudad. Escribir con temor, avanzar con las letras mientras a la memoria llegan los versos que usted, Don Fernando Arbeláez Garcés escribió, tal vez, para que alguien como yo, un hombre de provincia, viera la luz del mundo. Temblar al escribir para usted, porque sus poemas son las voces que el viento trajo hasta aquí para llenar los días de Humo y preguntas y no poder detenerme al escribir que su muerte se borra de las páginas de los diarios locales y en la memoria de los hombres de su ciudad (de neblina y ceniza) su nombre es ajeno. Quiero escribir esta carta para arrebatarlo del olvido, como una acción de gracias para usted al que me ata una amistad benévola y tirana, escribir como un acto de reivindicación para su fantasma que se quedó a vivir en mi biblioteca y se empeña en repetir que en el fondo de esta calle encontraré unas manos. Es agosto, bajo la fría luz de Manizales su poesía me habita, y el aprendiz que so

Correspondencia abierta

Incomparable Carmelina Cierro los ojos con fuerza y aparecen las flores árticas que producen sus versos. Se hace la noche y me introduzco en esa habitación con pez y lámpara; como un fantasma en víspera de una próxima vida, trato de descifrar esos susurros, de ver la adolescencia de esos rostros que atestiguaron la conversión de sus ojos en un salar interrogante. Tanto tiempo ocupado y tan poco disponible para preguntarse. Sábato lo vio venir; una inminencia de máquinas desoladas, de vidas comprimidas y opacas, de ceguedad ante el otro: la enfermedad de hoy es la soledad de embarcadero, la de la risa desgonzada. Distinta usted, porque lo sabía: verse a sí misma era permitir que alguien más no desapareciera; sin importar si el día fuera fabricado entre gritos, sólo importaría estar vivo, cumplir con ese acto vital de júbilo y lamento. Resistir, resistir… especie de maná imperativo ¿Dónde hallar combustible para reconfortar el espíritu, para revivir esas almas otrora ardientes? A

CINCO POEMAS DEL MAGDALENA

Por: Angélica Hoyos Guzmán Es una tarea de canonistas escoger sólo cinco, sobre todo interpretando una definición de algo que aún se escapa de los más eruditos y sofisticados pensamientos ¿Qué es poesía? Me han pedido seleccionar cinco poemas del Magdalena colombiano y más allá de la filiación de esta tierra, me preocupa dejar por fuera algo o mucho dentro de mis preferencias. Por eso me remitiré al más común de todos los filtros, el de la publicación, o el más cercano que tengo, el de los libros que me han regalado y que son de poetas nacidos o adoptados por el Magdalena. Dejaré por fuera las fotos de Leo Matiz, aunque me parecen poesía pura; también se irá de este apartado “La piragua” que me lleva lugares de mi infancia y los más recónditos paisajes. Tendré que nombrar en lo que dejo a los decimeros del Departamento del Magdalena, quienes aún hoy cantan sus historias de la rivera. Es un acto de total injusticia escoger cinco poemas. Pero aquí voy a poner orden a mis afectos,