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El día de la poesía, y de la felicidad, y de la mujer y del hombre y de la madre y el comercio

Ahora que los días del Santoral han sido permutados por los santos patronos del comercio, ahora que la explotación de la gente ha convertido el ocio doméstico en trabajo no remunerado y se requieren otras fórmula de asueto para que la sociedad no reviente, ahora que al día de la mujer lo sucede el día del hombre, y a este el día de la felicidad, y al de la felicidad el día del amor y el día de la inocencia y de todo lo que irremediablemente vamos olvidando, también hay un día de la poesía. Era ayer. Veintiuno de marzo. Como cada una de estas fechas nos amerita la venta de una idea o de un producto disponible en el mercado, el día de la poesía también trajo un gabinete de aplicaciones y de sorpresas: en España lanzaron poétika, un aplicacción para poetas con iphones, y la universidad de Chile presenta un portal dedicado a Pablo Neruda. Google play presenta su batería para android con All Poems, y Poetry Foundation tiene disponible su catálogo. Si quieren ver más ofertas, visite este enlace de El País.

Desde aquí simplemente queremos recomendar la revista de poesía Arquitrave y su librería espléndida y en línea donde se puede descargar algunas obras poéticas de poetas tan opuestos como Bukowski y Bob Dylan, Peri Rossi y Du Fu, Baudelaire y T.S. Eliot, en traducciones exclusivas y cuidadas, o comprarlas en físico.

Mientras tanto, el poeta, ay, siguió muriendo.

El cordón del zapato, por Charles Bukowski


Una mujer, una rueda
ponchada, una
enfermedad, un deseo; temores ante ti,
temores que puedes estudiar
como las piezas de un
tablero de ajedrez...
no son las cosas importantes las que
llevan a un hombre al
manicomio. Estate preparado para la muerte o para
el asesinato, el incesto, el robo, el incendio,
la inundación.
No, es la serie continua de pequeñas tragedias
lo que lleva a un hombre al
manicomio...
no es la muerte de su amor
sino el cordón de su zapato que se rompe cuando tiene prisa.

El horror de la vida.
es ese enjambre de trivialidades
lo que puede matar más deprisa que el cáncer
y siempre están ahí:
la matrícula del automóvil o los impuestos
o la licencia para conducir vencida
o los contratos o los despidos,
hacerlo tú o que te lo hagan, o
el estreñimiento
o las multas por exceso de velocidad,
polillas o grillos o ratitas o termitas o
cucarachas o moscas y
la tela metálica que se
ha roto,
o pasarse
o no llegar,
o el lavamanos tapado o la casera borracha,
al presidente no le importa y el gobernador
está loco.
El interruptor de la luz roto, o el colchón como
un puerco espín,
105 dólares por la puesta a punto, el carburador y la bomba de
gasolina en Sears Roebuck,
y el recibo del teléfono que sube y la Bolsa
que baja
y la cadena del baño que se ha
roto
y la instalación de la luz que se ha quemado,
la luz de la entrada, la luz del frente, la luz de atrás,
la luz del interior; está más
oscuro que el infierno y
es el doble de caro.
y además siempre hay ladillas y uñas que se encarnan
y gente que insiste que son
amigos tuyos;
siempre hay eso y cosas peores:
grifos que gotean, Cristo y la Navidad,
el salami azul, 9 días de lluvia,
50 centavos de aguacates
y embutido de hígado
morado.

O meterse
de camarera en Norm's con turno doble,
o de vaciador de
orinales,
o de lavacoches o de pinche de cocina
o de ladrón de bolsos de ancianas
que las deja gritando en la acera
con un brazo roto a la edad de
80 años.

De pronto 2 luces rojas en tu espejo retrovisor
y sangre en
la ropa interior;
dolor de muelas y 979 dólares por un puente
o 300 dólares por una muela
de oro,
y China y Rusia y Estados Unidos y
pelo largo y pelo corto y nada de
pelo y barba y sin rostro,
y muchos papeles de liar pero ninguna
hierba excepto tal vez la del jardín.

Con cada cordón de zapato que se rompe
de entre cien cordones de zapato que se rompen,
un hombre o una mujer o una
cosa
va a parar al
manicomio.

Así que ten cuidado
al agacharte.

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