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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Cuatro libros que debes leer iniciando el 2015

Faltan pocos días para que termine el 2014 y mientras muchas personas hacen un balance de su vida durante este año, los lectores debemos hacer un balance de lo que hemos leído. Pues bien dijo Borges en algún momento de su vida: “no me jacto de lo que he escrito, sino de lo que he leído”, pues no está demás hacerlo, considerando que la lectura es el arte de viajar gratuitamente por el mundo, es la forma más pura de ser nosotros mismos uniendo un puente entre la ficción y la realidad, en donde es más dulce la ficción y de la cual no deseamos salir. Como diría también el pensador alemán Nietzsche: “el arte y nada más que el arte. ¡Él es el que hace posible la vida, gran seductor de la vida, el gran estimulante de la vida! Y es eso lo que nos hace falta constantemente, un estímulo a nuestra vida, aunque muchas personas consideren el dinero, la comida o las cosas materiales como eso que estimula la vida y por lo cual, vale la pena vivir. En este caso no es así, siguiendo a los auto

Henry Miller, Los libros en mi vida

En el natalicio de Henry Miller [26 de diciembre de 1891- 7 de junio de 1980] este Prefacio a Los libros en mi vida: Esta obra, que alcanzará varios volúmenes en los próximos años, tiene la finalidad de redondear la historia de mi vida. Trata de los libros como experiencia vital. No es un estudio crítico ni contiene un programa de autoeducación. Uno de los resultados de este examen de conciencia —porque a eso equivale la redacción de este libro— es la confirmada creencia de que se debe leer menos y menos, y no más y más. Según se com¬probará recorriendo con la mirada el Apéndice, no he leído ni remo¬tamente tanto como el catedrático, la rata de biblioteca o siquiera el hombre -bien educado-, pero no cabe duda de que he leído un centenar de veces más de lo que debí haber leído para mi propio bien. Dícese que sólo uno de cada cinco norteamericanos lee libros pero hasta este pequeño número de lectores es exagerado. Escasa¬mente habrá alguno de ellos que viva con sabiduría o plenitud.

¿De qué hablamos cuando hablamos de escritores colombianos?

Muy bien, empecemos haciendo una pequeña aclaración: cuando me decidí a escribir este texto, pensaba no en lectores experimentados sino, en un público más abierto, en lectores en potencia o, en lectores con un buen bagaje de lecturas. Al fin de cuentas, creo que puede ser un escrito para cualquiera…  Me decidí a hablar sobre este tema por una frase que dijo Juan Gabriel Vásquez en una entrevista sobre su último libro: las reputaciones y de paso, comentó lo que él ha logrado ver desde afuera sobre la literatura colombiana: “La literatura colombiana está pasando por un momento muy interesante”, asegura el escritor Bogotano ganador de premio Alfaguara en el 2011 con su novela: El ruido de las cosas al caer. Y estamos de acuerdo, la literatura colombiana está tomando un vuelo bastante amplio que es interesante seguirlo por tres razones puntuales: la primera, porque es importante que reconozcamos nuestra literatura como un ejercicio de denuncia a diversos casos que han sucedido y

Bogotá sus taxistas y otros cuentos

La lluvia empapó la calle novena con setenta y dos, hace rato estábamos esperando que las fuertes gotas de agua mermaran un poco para poder salir y conseguir un transporte que nos llevara hasta la Noventa y dos con quince, tarea difícil empezando por los trancones de esta ciudad y segundo, por los medios de transporte que tiene Bogotá. Si esperamos un bus tradicional, nos demoraremos un buen rato, hace tiempo ya que no pasa uno y además, pasan muy llenos. Si optamos por los buses azules, peligramos nuestras vidas al ser uno de los servicios con más accidentes e imprudencias en la capital. Y no hay otra opción que un taxi, pero estaríamos en dos problemas: el primero que el señor conductor no nos quiera llevar, o la otra es que si nos lleva podemos sufrir una agresión bien sea de forma verbal, física o económica, cualquiera de las tres era probable.     Cristiana empezó a desesperarse porque hacía mucho frío y las gotas que caían del borde de la carpa de un negocio aledaño

Más risas y mamaderas de gallo que guerras y discordias

Después de encender el carro y ponerlo en marcha, tuvo poco tiempo para descubrir que sus habilidades y sus cinco sentidos no estaban bien. Así se ocasionó un accidente más en Bogotá, Cali, Barranquilla o Medellín. Estas son las típicas noticias con las cuales los colombianos nos despertamos todos los días, y a esas, hay que sumarle las de violación, asesinato, diálogos de paz, James, James, James, Nacional, Nacional, Nacional.  En un país como el nuestro azotado desde tiempos inmemorables por la violencia de todo tipo, se hace necesario empezar a soltar nuestra rígida y certera realidad de nuestras cabezas, no es un acto de olvido ni de ignorancia, es sólo un paso para ver la vida de otro color, con otro matiz, con otros olores que sean más frescos, más vivos y nos dé un sentido de pertenencia sobre nuestro país, nuestra vida y las relaciones sociales que tenemos constantemente. Quizás este sea un avance a la paz que tanto necesitamos, empezando por nosotros mismo, demostra