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Mostrando entradas de mayo, 2017

En la punta del lápiz

Yeni Zulena Millàn López Jiménez, Carolina. (2013). En la punta del lápiz. Medellín. Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia. 121 páginas. En la punta del lápiz de Carolina López Jiménez puede verse como una máquina portátil de rayos x que, como lo diría Susan Sontag, hace de los cuerpos transparencias; encuentra la boca de los precipicios personales y elabora un diálogo de fotografías escogidas al azar. Más allá del trasfondo anecdótico que conduce la historia, la arquitectura experimental en la que se desarrolla recuerda el curso sorpresivo de la memoria: un ingente edificio erguido a mitad de la niebla en el que empiezan a encenderse, indistintamente, exactas ventanas; el proceso reverso al que se ve sometida la madre de la narradora. Cuatro vertientes conducen el conflicto desde distintos planos de tiempo, espacio y clima interior de los personajes. La primera historia está centrada en Matilde Díaz, una mujer en plena transformación por causa de un padecimiento ne

La mirada fragmentada

Juliana Gómez Nieto La sed del ojo es una novela histórica que reconstruye el auge de la fotografía erótica y pornográfica en el París de mitad del siglo diecinueve. Pablo Montoya narra la detención del fotógrafo Auguste Belloc, a quien le fueron incautadas en su estudio más de cuatro mil imágenes obscenas, y este hecho es el detonante de la trama. Fotografías que circulan clandestinamente por los despachos de hombres que disfrutan sus contenidos de forma privada pero que públicamente repudian por atentar contra  la moral burguesa. Valiéndose de tres personajes –todos voyeristas– Montoya construye un relato, siempre desde un punto de vista masculino, en el que el fotógrafo Belloc, el detective Maledeine y el médico Chaussende, a pesar de sus miradas casi antagónicas, están emparentados por su sed de atrapar –como consumidores, o como productores de las imágenes- eso fugitivo donde se oculta la belleza, y cuyo símbolo es el cuerpo femenino; mejor dicho, su imagen fragmentada por e

Muchas Chicas Muertas

Hugo Aparicio Reyes Dispuesto a redactar esta reseña, registro hechos casuales, coincidentes con su sentido y contenido. Primero, recibo la grata visita de una amiga a su regreso de la visita a familiares residentes en una región del altiplano central. Ella conoce mi gusto por relatos de viajes, y yo sé de su capacidad como observadora. Durante el diálogo, entre notas acerca del ambiente comarcal del lugar, de sus tradiciones, usos y costumbres, sin razón conectora con el tema, Graciela suelta una de sus agudezas: …Todo muy bien, la gente cordial, amable, trabajadora, sobre todo las mujeres…  además de su obligación doméstica en el pueblo, deben realizar labores del campo en fincas familiares: ordeño del ganado desde antes del alba, pequeños cultivos, aunque el manejo de los ingresos y las decisiones mayores son potestad de los hombres. Ellos se portan como patrones, llegan y salen a su antojo, se embriagan con frecuencia, y cuando les da la gana la emprenden contra ellas, las golpe