Reacciones a Deborah De Robertis
La historia de El origen del mundo, de Courbet, está ya muy extendida: es tal vez el cuadro más censurado del mundo. Ningún museo ni galería se atrevió a exhibirlo en sus salas, sino en espacios secretos, porque el plano elegido por el pintor, de un cuerpo fragmentado de mujer, imponía al ojo la mirada directa de la vagina. Esto, fue para su época, pornografía dura: impudicia. Lacan adquirió el cuadro y lo tenía colgado tras la puerta del consultorio, de manera que la vagina entreabierta quedaba a la vista del paciente que se psicoanalizara en las tardes parisinas. Ahora cuelga en las paredes del museo D'Orsay, donde una curtida (y peluda) performer luxemburguesa exhibió su sexo frente a la obra de arte. En el portal esferapublica han analizado algunos aspectos sobre el acto de Deborah De Robertis y proponen una reflexión sobre el eco provocado por la mediatización de casi toda acción humana, sea arte o no. De Robertis, en su página de Facebook, ha divulgado las mejores respuestas de sus seguidores. Parece que El Origen del Mundo humano nos sigue avergonzando.
Carta abierta a William Ospina, Por Fernando Cruz Kronfly
Carta abierta del novelista Fernando Cruz Kronfly al novelista William Ospina tras la columna publicada en el diario El Espectador ("De dos males"), en la que el ensayista manifiesta públicamente su voto a favor de la extrema derecha, entre las dos derechas que disputan la presidencia de Colombia. Aquí la columna de Ospina.
Revista Corónica reproduce a continuación la carta abierta del escritor Fernando Cruz Kronfly:
"Cali, Junio 2, 2014
Querido William:
Tú sabes la amistad y el afecto que nos une. Eso está claro y nada de esto se afectará. Pero, la publicidad de tu documento me obliga a hablarte en público. Entonces, debo decirte que tu decisión de preferir al Zorro sobre el Santo me ha llenado de estupor. No necesitabas explicarla de una manera tan aterradora. Lo de menos es tu voto anunciado, del que eres libre y soberano. Se trata de una decisión que, por supuesto, no comparto pero que respeto. Así es como suele decirse, con educación? Pero, lo que me llena de estupor es la fragilidad aterradora de tu argumentación, la falacia que ella encierra. Por favor, William, no argumentes de esta manera tan ligera y banal.
Cuando era todavía casi un muchacho, y te hago esta confesión pública, voté por Turbay Ayala. A los ocho días tenía el dedo podrido, atacado de gangrena. Le agarré terror a votar. ¿Recuerdas el Estatuto de Seguridad y las Caballerizas? Pero, en la distancia del tiempo, Turbay viene a mi mente como una monjita regordeta corrompida de malas prácticas políticas clientelistas, rebosante de una cierta candidez, pero nunca alcanzó a ser la amenaza que hoy es Uribe y la extrema derecha que él lidera en llave con el Procurador. La lista de sus senadores y representantes recién elegidos infunde miedo.
Aún así, William, puedes votar por quien quieras. Pero, por favor, no argumentes así. No necesitas armar semejante argumentación falsa para justificarte. Y, esto, William, es lo que me tiene aterrado. Y encima de aterrado, triste. Te desconozco, no eres ahora lo que has sido.
Te he conocido argumentando en tus ensayos, que he leído con devoción. Pero lo que ahora has escrito en tema tan delicado, en términos argumentativos resulta francamente deplorable. Y es una puñalada en contra del proyecto de la “franja amarilla” que has alentado. Como algunos de tus amigos ya lo hicieron, debí leer más de tres veces tu texto publicado en El Espectador. Al principio pensé que se trataba de una impostura. Pero, no lo ha sido.
No hay en tu lamentable argumentación, encaminada a justificarte, una sola mención a la ética de los medios en la política. Esto me deja arrasado. ¿Tú has entrado a formar parte de ese medio país uribista para el que todo vale? ¿Has decidido cerrar los ojos para observar con aterrador desdén el tema ético?
Conozco tu vieja rabia contra la élite bogotana excluyente, que mira con desdén y que se cree designada por Dios para gobernar este país. Responsable de todos los males de nuestros últimos cien años, según dices. Y supones que, ante esto, la llegada del Zorro al palacio de los presidentes, significa una especie de “recambio y relevo” de esa élite. Sin embargo, te pregunto, si la clase política de la costa atlántica, que negocia con el agua de los barrios populares a cambio de votos, hace parte de la élite bogotana. O si los 40.000 niños fantasmas estudiantes de Buenaventura, fueron inventados por la élite bogotana que tanto odias, o que los que se robaron cinco veces el metro de Medellín, eran élite bogotana o los Nule o el nieto de Rojas Pinilla, etc. No, William, vas a tenerte que inventar otro argumento para justificarte. ¿Y, por qué no votas tranquilo, sin justificarte públicamente, si el voto es secreto?
Esos odios que no puedes ocultar, y que te respeto porque son viscerales y son tuyos, son la base del argumento fracasado y falso que has construido para justificar tu decisión pública, que requería por tus características intelectuales un más convincente “tejido argumentativo”. Esto es lo que me duele: tu deplorable argumentación, en busca de una extraña originalidad. Aunque, también, en busca de una necesaria tranquilidad de conciencia.
Me llena de estupor verte hundido en el pantano de unas razones insostenibles. Porque, si haces bien la cuenta ¿cuántos presidentes de Colombia en los últimos 100 años han salido de la élite bogotana que odias? La cuenta no te da la razón, William. Te ruego que releas tu documento y pienses seriamente en tus argumentos. Vota por quien quieras, pero lo vas a hacer impulsado por el odio, como lo dices, y no por los argumentos. Y, en tu caso, uno esperaría que no fuese así.
Deberías recular a tiempo, William, como ya lo hizo tu candidato el Zorro “menos malo”, que de alguna manera ya traicionó a sus votantes con lo de La Habana, antes de ser elegido en segunda vuelta, si es que lo consigue.
Tu grandeza, William, y la amistad y el reconocimiento de tus amigos, podrían llevarte a repensar este asunto. Sería lo más noble en un intelectual humilde que atiende razones. Todavía estamos en tiempo. Pero, no para cambiar tu voto, del que eres libre y responsable, sino para ofrecernos una argumentación que te permita salir del pantano en que, sin necesidad, has caído. Que no te cubra la mierda amarilla con que este país suele sepultar a sus mejores mujeres y hombres. Escapa de la mierda amarilla, regresa a la franja amarilla. Tus amigos te esperan. "
Revista Corónica reproduce a continuación la carta abierta del escritor Fernando Cruz Kronfly:
"Cali, Junio 2, 2014
Querido William:

Cuando era todavía casi un muchacho, y te hago esta confesión pública, voté por Turbay Ayala. A los ocho días tenía el dedo podrido, atacado de gangrena. Le agarré terror a votar. ¿Recuerdas el Estatuto de Seguridad y las Caballerizas? Pero, en la distancia del tiempo, Turbay viene a mi mente como una monjita regordeta corrompida de malas prácticas políticas clientelistas, rebosante de una cierta candidez, pero nunca alcanzó a ser la amenaza que hoy es Uribe y la extrema derecha que él lidera en llave con el Procurador. La lista de sus senadores y representantes recién elegidos infunde miedo.
Aún así, William, puedes votar por quien quieras. Pero, por favor, no argumentes así. No necesitas armar semejante argumentación falsa para justificarte. Y, esto, William, es lo que me tiene aterrado. Y encima de aterrado, triste. Te desconozco, no eres ahora lo que has sido.
Te he conocido argumentando en tus ensayos, que he leído con devoción. Pero lo que ahora has escrito en tema tan delicado, en términos argumentativos resulta francamente deplorable. Y es una puñalada en contra del proyecto de la “franja amarilla” que has alentado. Como algunos de tus amigos ya lo hicieron, debí leer más de tres veces tu texto publicado en El Espectador. Al principio pensé que se trataba de una impostura. Pero, no lo ha sido.
No hay en tu lamentable argumentación, encaminada a justificarte, una sola mención a la ética de los medios en la política. Esto me deja arrasado. ¿Tú has entrado a formar parte de ese medio país uribista para el que todo vale? ¿Has decidido cerrar los ojos para observar con aterrador desdén el tema ético?
Conozco tu vieja rabia contra la élite bogotana excluyente, que mira con desdén y que se cree designada por Dios para gobernar este país. Responsable de todos los males de nuestros últimos cien años, según dices. Y supones que, ante esto, la llegada del Zorro al palacio de los presidentes, significa una especie de “recambio y relevo” de esa élite. Sin embargo, te pregunto, si la clase política de la costa atlántica, que negocia con el agua de los barrios populares a cambio de votos, hace parte de la élite bogotana. O si los 40.000 niños fantasmas estudiantes de Buenaventura, fueron inventados por la élite bogotana que tanto odias, o que los que se robaron cinco veces el metro de Medellín, eran élite bogotana o los Nule o el nieto de Rojas Pinilla, etc. No, William, vas a tenerte que inventar otro argumento para justificarte. ¿Y, por qué no votas tranquilo, sin justificarte públicamente, si el voto es secreto?
Esos odios que no puedes ocultar, y que te respeto porque son viscerales y son tuyos, son la base del argumento fracasado y falso que has construido para justificar tu decisión pública, que requería por tus características intelectuales un más convincente “tejido argumentativo”. Esto es lo que me duele: tu deplorable argumentación, en busca de una extraña originalidad. Aunque, también, en busca de una necesaria tranquilidad de conciencia.
Me llena de estupor verte hundido en el pantano de unas razones insostenibles. Porque, si haces bien la cuenta ¿cuántos presidentes de Colombia en los últimos 100 años han salido de la élite bogotana que odias? La cuenta no te da la razón, William. Te ruego que releas tu documento y pienses seriamente en tus argumentos. Vota por quien quieras, pero lo vas a hacer impulsado por el odio, como lo dices, y no por los argumentos. Y, en tu caso, uno esperaría que no fuese así.
Deberías recular a tiempo, William, como ya lo hizo tu candidato el Zorro “menos malo”, que de alguna manera ya traicionó a sus votantes con lo de La Habana, antes de ser elegido en segunda vuelta, si es que lo consigue.
Tu grandeza, William, y la amistad y el reconocimiento de tus amigos, podrían llevarte a repensar este asunto. Sería lo más noble en un intelectual humilde que atiende razones. Todavía estamos en tiempo. Pero, no para cambiar tu voto, del que eres libre y responsable, sino para ofrecernos una argumentación que te permita salir del pantano en que, sin necesidad, has caído. Que no te cubra la mierda amarilla con que este país suele sepultar a sus mejores mujeres y hombres. Escapa de la mierda amarilla, regresa a la franja amarilla. Tus amigos te esperan. "
Sara Van: Damita Destino
Hay voces con el sabor de la borrachera y la droga prohibida, voces que conocen la muerte de esa manera única que templa el temperamento. Sara Van es una voz, entre las voces intercontinentales americanas con sabor a Pisco y Sangría, que creció entre la nostalgia gitana de tierras mediterráneas y siguió siendo el poema peruano y sus instrumentos. Sara Vannesa Vignolo Huertas, peruana de nacimiento y letra, canta entre los mundos que celebran y lloran la vida. Ella es su voz que delata las ojeras de noches inyectadas de experiencia en una habitación oscura, propia, conectada a relatos de un tradición folclórica hermana de Chabuca Granda, Susana Baca, Yma Sumac, Magaly Soler y Laurita Pacheco. Recuerdo a cumbia y flamenco, caja peruana y guitarra, brindis a Chavela Vargas y Nina Pastori. Sara Van, mujer que se conquista y conquista con su canto.composición de Chabuca Granda que nació para encontrarla. Sara Van es una de esas voces que viven fuera de la grabación por que son vida en el canto y hay cantos que no se graban. Aún así, tenerla grabada es saberla para buscarla en uno bar de madrid. Su primera producción discográfica Talitá Kum(2008), del Sello Autor, invita a bailar y aprender palabra por palabra las historias de sus canciones que son cuentos (Damita destinos, quebrantahuesos, boscoso y fogoso), poemas (Malechinas) canciones ya escritas que la escogen ( El hombre). En este disco algo dice que apenas se graba lo que hay de clandestino en una cantante a quien la eligen las canciones como cuando se la escucha en “cardo o ceniza”
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