La historia de El origen del mundo, de Courbet , está ya muy extendida: es tal vez el cuadro más censurado del mundo. Ningún museo ni galería se atrevió a exhibirlo en sus salas, sino en espacios secretos, porque el plano elegido por el pintor, de un cuerpo fragmentado de mujer, imponía al ojo la mirada directa de la vagina. Esto, fue para su época, pornografía dura: impudicia. Lacan adquirió el cuadro y lo tenía colgado tras la puerta del consultorio, de manera que la vagina entreabierta quedaba a la vista del paciente que se psicoanalizara en las tardes parisinas. Ahora cuelga en las paredes del museo D'Orsay, donde una curtida (y peluda) performer luxemburguesa exhibió su sexo frente a la obra de arte. En el portal esferapublica han analizado algunos aspectos sobre el acto de Deborah De Robertis y proponen una reflexión sobre el eco provocado por la mediatización de casi toda acción humana, sea arte o no. De Robertis, en su página de Facebook , ha divulgado las mejores respuest