Una de las experiencias más sorprendentes de la literatura es encontrar que la voz narrativa coincide con la voz del autor. No siempre coincide: Neruda leía en un tono marxista de orador en plaza pública, Anne Sexton en tono monacal. Borges escribía como pensaba y hablaba como escribía, pero acaso sea Rulfo uno de los pocos escritores cuya voz conserva el tono, el ritmo y la entonación de los personajes que creó. Lee sin dramatismo, sin aristas, sin altibajos. Lee como si conversara con su auditor. A 60 años de la aparición celebrada de los 17 cuentos de El Llano en Llamas, Juan Rulfo sigue leyéndolos en una grabación conservada por la Unam: No oyes ladrar los perros, en voz de su autor. Una experiencia magistral de ritmo literario.
Carlos Alberto Castrillón* Flóbert Zapata. Ataúd tallado a mano . Ibagué: Caza de Libros, 2010. Reedición con ligeras variaciones del libro que ganó el Concurso de Literatura Caldas 100 años, publicado en 2005. En “Féretros tallados a mano” Truman Capote cuenta la historia del hombre que recibe por correo un pequeño ataúd tallado a mano con una foto suya adentro; lo abre con curioso temor, lo toma por broma, lo muestra a los amigos y un mes después está muerto: nueve víboras se encargan de cerrar la broma con un signo macabro. Ocho víctimas más: todas reciben el ataúd y la foto. Con similar aprensión abrimos este libro de Flóbert Zapata, Ataúd tallado a mano : adentro tal vez esté la muerte, franca y burlona, la muerte ajena y la nuestra de todos los días. Y la fotografía, que nos mira y gesticula desde el cofre bruñido y su terciopelo rojo. Todo nos recuerda esa figura trabajosamente familiar: el cadáver, un ser ambiguo, entre humano y mineral, que simula ...

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