Una de las experiencias más sorprendentes de la literatura es encontrar que la voz narrativa coincide con la voz del autor. No siempre coincide: Neruda leía en un tono marxista de orador en plaza pública, Anne Sexton en tono monacal. Borges escribía como pensaba y hablaba como escribía, pero acaso sea Rulfo uno de los pocos escritores cuya voz conserva el tono, el ritmo y la entonación de los personajes que creó. Lee sin dramatismo, sin aristas, sin altibajos. Lee como si conversara con su auditor. A 60 años de la aparición celebrada de los 17 cuentos de El Llano en Llamas, Juan Rulfo sigue leyéndolos en una grabación conservada por la Unam: No oyes ladrar los perros, en voz de su autor. Una experiencia magistral de ritmo literario.
Javier Marías se refirió en estos términos a la obra de la canadiense Alice Munro, Premio Nobel de Literatura 2013: Más de una vez he declarado que Alice Munro es uno de los autores vivos que más merecía el Nobel. Me alegro que se haya destacado a una autora de cuentos, un género que gozó en su momento de gran prestigio pero que en las últimas décadas se le ha considerado algo secundario o como preparación para una novela y no es así. Realmente está al nivel de los mejores como Chejov, Maupassant o de Borges, aunque estos dos últimos no tengan mucho que ver. Ella consigue transmitir una profunda emoción con personas fundamentalmente normales en una época en la cual se privilegia tanto los buenos y malos sentimientos de una manera que rozan la cursilería. Ella escribe sobre gente normal sin cargar las tintas y consiguiendo unos niveles de emoción y profundidad con poco parangón en la literatura actual. Su obra es bastante uniforme y no me puedo decantar por un libro en concreto p...

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