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“Soñamos que vendrían por el mar”





Juan Guillermo Caicedo



En la novela de Juan Diego Mejía se detecta melancolía y desencanto por los ideales que marcaron una generación. Esta obra detalla los movimientos estudiantiles de los años 70 en Colombia y a su vez la vida de los jóvenes que prefirieron la acción e irse al monte, que la laxitud de una vida redundante y morir de viejos. El protagonista es Pável ­–actor de teatro y un comprometido con la revolución– que defiende sus ideales y en medio de estas dos pasiones se juega su destino. Deambula por teatros y puestas en escena, a la vez que recorre parajes inhóspitos del caribe colombiano, mientras espera ese oscuro objeto de deseo que no llega aún por el mar.



También es una historia en que la revolución se simplifica en unas cuantas amistades que se consolidan como la única brújula y flama para continuar la lucha. De igual forma, el amor resulta más indescifrable que la guerra y las mujeres que rodean a Pável lo abandonan o no siguen sus pasos porque “ (…) esas tan comprometidas con la causa son las peores. Buscá una bien sencilla, que no sepa leer ni escribir, que no le interese sino cuidarte.” Le dice Raúl, uno de los lideres revolucionarios.



Por otro lado, las palabras de la guerra en la novela son bifrontes. Muestran cómo se anhelaba por parte de los ideólogos que el arte sirviera a su causa. Así mismo, el análisis de una izquierda dividida ya en esos tiempos. Marxistas que creían en brujas. “Armas sí, pero todavía no” un lema que fue calando en las ansias de combatir de los jóvenes idealistas, lo que trajo consigo el manto del desencanto. Discursos que contrastaban con las ilusiones de querer incendiar el país enarbolando la bandera de la justicia social al son de las ideas de Camilo Torres y El Che Guevara.



Y entre choque de ideas, pueblos calurosos, miradas por las ventanas de los buses que permiten reflexionar acerca de la existencia, obras de teatro adaptadas de Shakespeare, Rulfo, Aníbal Niño y Steinbeck, amores frugales, pedreas, marchas que terminan con sus integrantes en un regimiento militar, muertes de amigos y conocidos por una causa (perdida), entre todo esto se deshila la vida de Pavel en una narración que alterna su vida como hombre de teatro y estudiante expulsado de dos universidades (aunque solo estudiaba en una) y su  permanencia en la zona rural del caribe a la espera de lo que nunca ha de llegar.



En un hermoso desenlace su amigo, compañero, camarada (Nacho) desafía a Pável a quedarse en la “lucha” si pierde contra él en un partido de fútbol a seis goles, en la playa. Y así se fueron decantando los sueños que vendrían por el mar entre dos seres que ya ensoñaban el mundo diferente:

“ El mar dejó de rugir. Me acosté en la arena a ver el cielo que a esa hora tenía todas las estrellas posibles.

     Y vos, ¿has pensado volver algún día a Cali?

     ¿A Cali?, ¿dónde no soy nadie?

     Sos lo que sos en cualquier parte.

     Entonces mejor ser nadie aquí que nadie allá.

     Seguís creyendo en la revolución.

Nacho dudó. Sentí que iba a contestarme algo pero se arrepintió y mejor sirvió más whisky.”

“ (…) –¿y usted también se la va a jugar completa?

– Sí, pelao, me la juego por el teatro.”




Comentarios

  1. Muy buena novela sin duda.
    Soy amante de la novela histórica y la verdad es que me gusta tu propuesta, capaz y le daré una oportunidad inmediata jeje

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