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Mercedes Barcha, 1932-2020, obituario

Mercedes Barcha y Gabriel García Márquez en la carrera séptima, Bogotá 1967, Fotografo de calle | Harry Sansom Center

Mercedes Barcha, viuda del escritor Gabriel García Márquez, falleció a los 87 años de edad en Ciudad de México. Desde 2014, tras la muerte del autor, acompañada por sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha, resolvió ofrecer el alchivo al Harry Sansom Center de la Universidad de Texas Austin, que en menos de un lustro mantiene ya disponible, y en línea, una gran parte del material privado, folios, cartas, fotos y manuscritos del escritor para su consulta. 

Parte de la biblioteca de ediciones extranjeras de obras del autor, más de 3000 libros, fueron donados a la Biblioteca Luis Angel Arango en Colombia para sus colecciones. En México, la Fundación para las letras mexicanas (FLM) adquirió la casa ubicada en el barrio San Angel Inn donde el autor viviera con Mercedes Barcha y sus dos hijos en 1965 y 1967, y donde escribiera Cien años de soledad, para adecuarse como Centro Cultural y residencia creativa con becas para los jóvenes escritores. La Fundación Gabo para el nuevo periodismo continuó su función como centro de estudio y formación del periodismo latinoamericano. Estas y otras acciones relacionadas con la administración del legado del autor fueron posibles por su buenos oficios. 

Ligada a una singular historia de amor que la convertía en soporte en las vicisitudes y testigo del posicionamiento de la obra del Nobel colombiano en el mundo entero y, junto a él, en testigo de algunos de los acontecimientos históricos del continente, los investigadores de la obra del autor colombiano han determinado que es una figura capital no solo para la vida del escritor sino como influencia de su personalidad en los caracteres de los personajes memorables. 

Mercedes, con nombre propio, aparece como personaje en el final de Cien años de soledad, reaparece en la dedicatoria a El amor en los tiempos del cólera, y ocupa un lugar primordial en el libro de memorias Vivir para contarla, como justicia literaria y un homenaje del autor a la compañera de las batallas cotidianas, consorte y madre de sus hijos. 

En el diario El Heraldo, uno de los periódicos donde se formó como periodista García Márquez, el escritor Gustavo Tatis autor de La flor amarilla del prestidigitador, dedicó en 2016 una columna dedicada íntegramente a Mercedes Barcha y que puede ser consultada íntegramente aquí y de la que reproducimos algunos apartados. Q.E.P.D. :

La vio por primera vez a sus nueve años en un viaje de vacaciones en Magangué. Y se acercó a ella cuatro años después, en uno de los bailes de vacaciones que hizo Cayetano Gentile en Sucre. El joven Gabriel García Márquez le dijo, sin voz, bailamos y no se sabía si era una pregunta o una decisión, y la muchacha de cabellos negros y ojos egipcios que estaba al otro extremo de él, en la pista de baile de aquel patio, dijo sí sin hablar, como si alguien más allá de la noche y del tiempo, le dijera sí a ese muchacho delgado, de cabello negro  y cejas de turco.

Nacida el 6 de noviembre de 1932, en Magangué (Bolívar), Mercedes Barcha había heredado de sus antepasados egipcios por línea paterna, una impavidez frente al mundo. Era como si se hubieran puesto de acuerdo, incluso, para mantener una larga espera sostenida a punta de cartas desde Europa, y reconfirmarle su decisión planteada sin pudor aquella noche: “Cásate conmigo”.

[...]

La joven Mercedes estudió el primero y segundo de bachillerato en el Sagrado Corazónde Jesús en 1947 y 1948 en Mompox. Participó en un concurso intercolegiado der ensayos sobre el río Magdalena y su texto “Importancia del río Magdalena”,  fue seleccionado entre los tres primeros y  publicado en “Ecos del Pinillos” en 1947. Era una alumna sobresaliente, pero reprobaba paradójicamente Geografía. Viviendo en Mompox compartió habitación con su amiga Margarita Chica (Ángela Vicario). Los fines de semana visitaba la residencia de los acudientes de su amiga, donde Aurita Peña de Trespalacios. En las vacaciones de diciembre, su novio Gabriel García Márquez se encontraba con ella en su tránsito de Mompox a Sucre (Sucre), y con sus amigos Margarita Chica y Cayetano Gentile (Santiago Nasar).

[...]

Liviana como las hojas que caen en el patio de su casa, está Mercedes, vestida con una bata blanca mexicana, bordada con diminutas flores de colores. Sostiene un cigarrillo y delinea con precisión impecable,  con “la sigilosa belleza de una serpiente del Nilo” y el encanto que hechizó a García Márquez desde que ella tenía nueve años, las previsiones del porvenir. Mercedes ha sido así toda la vida desde que se casó con él en 1958 hasta su partida en 2014. No deja un hilo suelto. Desde mucho antes del Jueves Santo de su muerte, ya tenía inventariado el archivo personal del escritor en setenta y ocho cajas que contenían veinticuatro mil páginas de documentos, que hoy reposan en la Universidad de Texas, en Austin, y que la humanidad puede ver y leer, para adivinar los intersticios de la genialidad y el proceso creativo del escritor. ―Gustavo Tatis

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