El 21 de agosto de 2020 se cumplen 80 años del asesinato de León Trotsky en Coyoacán. El diario La izquierda de Uruguay ha preparado un especial completo destinado a precisar el alcance del líder revolucionario, a los retos de un partido revolucionario en la toma del poder y el significado de ese magnicidio para los movimientos sociales y el siglo XX. Sobre Trotsky y América Latina dice Pablo Oprinari:
Trotsky y su compañera Natalia Sedova arribaron a México a inicios de enero de 1937, procedentes de Noruega. Esto fue el resultado de las intensas gestiones de Octavio Fernández —uno de los fundadores del trotskismo mexicano— y del artista Diego Rivera, logrando que Lázaro Cárdenas otorgase el asilo al veterano revolucionario ruso. Cuando el mundo era un planeta sin visado para León Trotsky —quien para imperialistas y estalinistas era, aún en el exilio, un peligro por lo que representaba—, el lejano México le abría sus puertas.
Trotsky, desde el Ruth, el buque con el que atravesó las gélidas e invernales aguas del Atlántico Norte hacia el trópico, escribía: “Estoy leyendo ávidamente algunos textos sobre México. Nuestro planeta es tan pequeño, y sin embargo sabemos tan poco de él. Me he pasado así estos primeros 8 días, trabajando intensamente y especulando sobre este misterioso México” [1].
El país al que Trotsky y Natalia arribaron, estaba convulsionado por 25 años de revoluciones y contrarrevoluciones, intentonas de golpes de Estado y levantamientos religiosos e insurrecciones campesinas. El trasfondo era, sin duda, la revolución que atravesó México en la segunda década del siglo, la cual continuaba siempre presente y agitando la realidad nacional. Después del crack de 1929 y sus consecuencias sobre el país, el movimiento obrero —que ya era una fuerza social que crecía exponencialmente— protagonizó desde 1932, un importante reanimamiento: huelgas y movilizaciones que precedieron el ascenso de Cárdenas y condicionaron su política, la cual combinó concesiones al movimiento de masas con una estatización de las organizaciones obreras y campesinas, todo con el fin de establecer un mayor control sobre las mismas.
En los años siguientes, y hasta su asesinato, el revolucionario ruso realizó importantes aportes teóricos y políticos para la comprensión de la realidad contemporánea del país y del continente, que resultaron claves para comprender el siglo XX latinoamericano. Los mismos extienden su valor y vigencia hasta el presente.
En México, Trotsky aplicó, a los fenómenos latinoamericanos de su tiempo su Teoría de la Revolución Permanente. La cuestión agraria y la lucha por la liberación nacional serán, para él, los motores fundamentales de la revolución en nuestros países. Estos sólo podrán ser llevados a buen puerto por la acción de la clase obrera, a través de la conquista del poder, encabezando a las masas campesinas. Desde este prisma teórico-político y este posicionamiento estratégico, el revolucionario ruso analizó el carácter y las acciones del que fue uno de los fenómenos políticos más importantes de los 30, el cardenismo.
En México, el diario La Jornada reseña la novela del cubano Leonardo Padura que narra el contexto y la muerte siguiendo el rastro de su verdugo, el comunista español Ramón Mercader. Dice la nota:
Fue un crimen ideológico, simbólico, comentó el cubano Leonardo Padura, quien investigó el asesinato durante cinco años para su novela El hombre que amaba a los perros, en la que teje las vidas de Trotsky y Mercader con la ficticia de un escritor que conoce al homicida en La Habana.
Mercader vivió en Cuba en los años 1970.
Eran los tiempos de la polarización revolucionaria, en la que Stalin, con puño de hierro, controlaba el poder de la izquierda, y Trotsky, también él un fundamentalista, alumbraba como única lucecita con su crítica al régimen soviético, describe Padura en La Habana.
Stalin propugnaba un socialismo en un solo país; Trotsky, quien tomó su nombre de uno de sus carceleros en Siberia, defendía la revolución permanente en todo el mundo.
En la serie documental de 3 capítulos: Trotsky y México, Dos revoluciones del siglo XX un conjunto de voces cercanas al líder narran los avatares del político soviético asilado en México por el presidente Lázaro Cárdenas y asesinado por su oposición a la dictadura de Stalin.
Participación de : Guillermo Almeyra, Esteban Volkov (nieto de León Trotsky), Adolfo Gilly, Pierre Broué, Amalia Solórzano viuda de Cárdenas, Olivia Gall, Octavio Fernández, Carlos Payán, Javier Wimer, Arnoldo Martínez Verdugo, Allan Woods, Hugo Blanco.
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