Para quienes apreciamos la obra del húngaro (una nueva obra de cualquier autor apreciado) es una celebración saber que sigue inagotable. Sandor Marai sigue publicando desde la tumba. La editorial Salamandra que ha publicado prácticamente la obra completa en español ahora presenta Liberación, una novela que vuelve a ese pasaje temible, la doble invasión (la Nazi y la soviética a Hungría), narrado en el diario !Tierra! !Tierra! desde el refugio al que huyó Marai y su esposa para sobrevivir durante el nazismo, en contrapunto con lo que tuvo que vivir durante el comunismo. La contemplación de la destrucción de su biblioteca personal, quemada por los bombardeos, es quizá uno de los pasajes más conmovedores de toda su obra y uno de los más intensos de la literatura bélica. ¿Cómo ficcionalizar el momento que decidió tu destino aciago, tu destierro y tu suicidio? Luis Fernando Afanador le dedica una reseña en Revista Semana:
El refugio le duraría muy poco: precisamente por Leányfalu entraron los soviéticos en su ruta hacia la capital húngara. Y, junto con otras casas de escritores y burgueses, escogieron la suya como alojamiento militar y taller mecánico. Acosado por los forzosos visitantes, padeció la misma violación a la intimidad y la misma sensación de hacinamiento que sufren los personajes de su novela en el sótano de un edificio de Buda, improvisado como refugio antiaéreo. Liberación es casi una respuesta inmediata a los hechos ocurridos. Literatura de urgencia con gran valor histórico y documental; también, según su reconocida capacidad de análisis, una honda reflexión sobre la degradación moral y psicológica que produce una guerra: "Porque la guerra no ha sido solo bombas y proyectiles, peligro mortal, decretos odiosos, persecuciones crueles, no. La guerra también estaba en su alma".
Liberación se aleja entonces de los tríos y las pasiones amorosas, temas a los que nos tenía acostumbrados en sus exitosas novelas anteriores. Y se acerca, más bien, a sus textos autobiográficos y a sus memorias: Confesiones de un burgués y ¡Tierra! ¡Tierra! De alguna manera, es la explicación de su largo exilio. Cuando Budapest es liberada, Márai regresa de Leányfalu y encuentra su apartamento destruido y con él su preciada biblioteca de 6.000 volúmenes. Liberación fue escrita con premura en una casa prestada y con la convicción de que ‘el escritor burgués’ no tendría cabida en la nueva sociedad regentada por los soviéticos.
Erzsébet, la joven protagonista de la novela, después de su encuentro con un soldado ruso cuando los alemanes han empezado su desbandada, piensa lo siguiente: "El inmenso caos, la guerra que se había apoderado de mí, ha tocado a su fin. Ahora viene otra guerra. Sabe que este fin no significa el final definitivo de la contienda; a lo sumo ha acabado un tipo de guerra, pero ahora comienza otro diferente. No la paz, no". En pleno año de 1945, tras la ansiada liberación de los nazis y sus esbirros húngaros, cuando los temibles militantes de la Cruz Flechada, que aún con la certeza absoluta de su derrota seguían matando judíos y disidentes hasta el último momento, Márai tuvo la lucidez de ver que con los rusos los malos tiempos para su país estaban lejos de acabarse.
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