Ómar García Ramírez
(Armenia, 1960)
Estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Bogotá; Cinematografía de Animación en el Instituto Cubano de Artes e Investigación Cinematográfica (ICAIC). La Habana (Cuba) y Diseño Gráfico, Infografía, Animación y Multimedia en el CICE, Madrid (España). Ha publicado los libros “Sobre el Jardín de las Delicias y otros textos terrenales” (Poesía. 1990), “La dama de los cabellos ardientes” (Novela- Comic), “Urbana geografía fraterna” (Poesía, Premio Biblioteca Pública Ramón Correa, 1997; y “Altamira 2001” (Novela, Premio Nacional de Novela Ciudad de Pereira (2002). En 2008 obtuvo el premio Nacional de Poesía convocado por el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Su novela Metal riff para una sirena varada (Biblioteca de Autores Quindianos, 2014) fue finalista del Concurso de la Cámara de Comercio de Medellín.
Hubo una herida…
Un desgarro que rompió la línea sinuosa de la nube.
El mapa viejo ardió sobre la piel del cordero.
La lluvia cayó sobre los campos y los tejados.
¿Dónde estabas cuando sangró la herida?
¿Dónde estabas cuando cayeron los nidos de los pájaros?
Crucé una calle atestada de gente con un sello de silencio
en mi mirada.
La ciudad era una plaza abierta que gemía y recibía
una orquídea de sangre.
El alcohol alivia la sed del alma, empapa el corazón de
anís...
Hisopo de hiel para los labios rotos.
Los feligreses han huido del templo.
El fuego empieza a consumir todo lo nuestro.
La estrella ha colapsado.
De ahora en adelante todo será abismo.
Muchacha de la cara azul…
Muchacha de la voz laúd…
¿A dónde fue tu hechizo?
Ya no me hace daño tu puñal de plata.
Me acostumbro a estar en una jaula de luz…
No me toca tu aliento de hetaira.
¿Dónde estabas cuando sangró la herida?
Mujer de sal
el brillo te cegó.
Han puesto herrajes en tus tobillos de gacela
y grillos de metal en tu cuello de cisne.
(Yo tengo un tesoro de sol regio que no podrá comprar tu
libertad).
La ciudad al fondo arde con música de peces
Y el poeta muerde el ajenjo de la noche podrida.
Cantaré desde mi refugio como un lobo…
Acuclillado mirando caer el rocío.
Y luego iré a mi montaña con los luceros estivales.
Vienen las fuertes lluvias del invierno.
El carnaval ha terminado.
Pequeño charco agua de mar, tu cuerpo…
Espejo roto donde no bajaran a beber los ciervos del
invierno negro.
Dime:
¿Dónde estabas cuando sangró la herida?
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