Revista Corónica difunde dos textos escritos con ocasión de los resultados electorales del domingo
Después del NO
Joseph Avski
Después de la victoria del NOen las urnas el país quedó a la espera de
la contrapropueta de aquellos que se oponían al acuerdo. Dos días después no
hay nada.La cabeza visible del NO, el senador Álvaro Uribe ha dado varias
declaraciones que dejan clarala estrategia del Centro Democrático hacia el
futuro: dilatar el proceso hasta las próximas elecciones presidenciales. Las razones
son obvias. La pimera es politizarlo. Si pueden vender el argumento de que sólo
ellos pueden firmar la paz no cabe duda de que su candidato saldrá elegido. La
segunda es salir en la foto. Los uribistas prefieren un país en guerra a que
sea el traidor de Santos el que firme la paz. Tercero, bajarle el tono a la
verdad dentro de los acuerdos, aunque eso signifique subírselo a la impunidad. Ni
a Uribe ni a muchos de sus amigos y colaboradores más cercanos les conviene que
se conozcan las conexiones entre la sociedad civil y los actores del conflicto.
Para dilatar los
diálogos hasta la próxima campaña presidencial el Centro Democrático usará
todos los argumentos disponibles, y muchos de los que apoyaron el NO no verán
ningún problema. Sin embargo, la economía del país difícilmente podrá reisistir
dos años de incertidumbre y volatividad en los mercados. Las consecuencias
serán desastrosas, incluso en el mejor escenario, es decir, que las FARC sigan
apostando por la paz, respeten el cese al fuego, y acepten vivir durante todo
ese tiempo en el limbo jurídico. Aún así serán años durante los cuales se
devaluará la moneda,la pérdida de poder adquisitivo internacional hará más
difícil para las empresas colombianas invertir en tecnología y competir
internacionalmente, el país será menos atractivo para los muchos colombianos
con altos niveles educativos que actualmente están viviendo en el exterior y
que la firma de la paz los ha hecho considerar regreesar al país, los capitales
extranjeros se irán en la medida en que les sea posible, los que pensaban
invertir en el país como consecuencia de la firma se irán para otra parte donde
sí haya paz, los colombianos alarmados por la situación preferirán ahorrar para
el futuro incierto que gastar, resultando en un
desaceleramiento de la economía, y todos los productos importados subirán de
precio y serán cada vez más difíciles de adquirir. Y entonces sí, como
cacarearon y cacarearon los apóstoles del NO, estaremos igual que Venezuela.
***
Los neoinquisidores
Antonia
Caro Agudelo*
Hijos
de la Civilización del Espectáculo, los neoinquisidores con ocasión de los
resultados del plebiscito sacaron a relucir sus romos puñales en el escenario
que mejor se ajusta a sus talantes: las redes sociales. Educados por MTV y
adictos a Netflix, este nuevo espécimen del antropoceno –descendiente directo
del derechista ultramontano y del izquierdista caníbal– vive y piensa en
función del post en Facebook y el trino de Twitter. Sus argumentaciones –me
permito ser generosa con ellos– están basadas en los chistes de los mass media y en el hipsterismo
biempensante de los nietos de los jipis.
Oráculos
desprovistos de magia, posan ante la opinión pública como pacifistas
convencidos, como altermundistas sinceros cuando en realidad replican en su
trato con el adversario las dinámicas de exclusión y descalificación que tanto
mal le han hecho al país. Intolerantes con quien piensa distinto a ellos, no
tienen problema alguno en dividir el mundo entre los buenos –ellos, por
supuesto, la versión millenium de la Liga de la Justicia– y los demás. En
momentos en los que Colombia necesita,
por fin, apostarle a un diálogo nacional que involucre a todos los sectores
políticos, los neoinquisidores arrojan en la hoguera de las pasiones bidones de
etanol, exacerban los odios con sus salidas de tono, pensadas para entretener a
la audiencia y alcanzar la mayor cantidad de likes en sus peroratas, y dan
rienda suelta a las más bajas pasiones.
Invito
a los ciudadanos de Colombia –hombre y mujeres dignos– a no caer en la trampa
de los radicalismos, a buscar entre todos consensos que propicien la sana
convivencia y el pluralismo. A los neoinquisidores los invito, con el corazón
en la mano, a desmovilizarse de sus odios, a mostrar grandeza, a no ser las
sirenas de la intolerancia y el fanatismo.
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