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Las malas noticias llegan primero: apuntes sobre la literatura de Carlos Polo


Por Fabián Buelvas


Hace algunos meses, Carlos Polo (Barranquilla, 1973) me dijo que estaba haciendo una investigación sobre la literatura de Álvaro Cepeda Samudio. Quería saber cómo el contexto histórico y cultural de la Barranquilla de mediados del siglo pasado hizo de su obra un híbrido entre la ficción y el periodismo. Polo, que es periodista también, dice que es imposible distinguir cuánto de literatura hay en sus crónicas y cuánto de crónica en sus cuentos.

Le pregunté si creía que Cepeda Samudio era consciente de su forma de escribir, o si era más bien un asunto accidental. Me respondió que aún no lo tenía claro.

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El pasado sábado 21 de abril, en la Feria del Libro de Bogotá, Carlos Polo lanzó Las malas noticias llegan primero (Collage, 2018), el libro de cuentos con el que ganó la Beca Distrital de Narrativa de la Alcaldía de Barranquilla. Su anteriores obras fueron Rapsodia para reclutas asustadizos y La suerte del perdedor, ambas de 2009, de manera que Polo tardó nueve años en publicar un nuevo libro. Solo Paciente X50504 (2017), un relato de ciencia ficción que le valió el primer puesto del Concurso Nacional de Cuento de la Universidad Metropolitana, rompió el silencio de aquellos años.

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Poco antes de publicar la novela La suerte del perdedor (La Iguana Ciega, 2009), Carlos Polo mencionó en una entrevista a sus autores favoritos: Henry Miller, Irvine Welsh, Pedro Juan Gutiérrez, Norman Mailer, Chuck Palahniuk, J. D. Salinger, la generación beat y los nadaístas, “autores con cierta locura, vitalidad y rebeldía imprescindible”, explicó. La suerte del perdedor (el título es un enorme guiño a Bukowski) resulta ser un testimonio enfadado de una generación marginada en una Barranquilla sin futuro; también es, en cierta medida, un producto de las lecturas que le permitieron aproximarse a la ciudad, “sus calles, sus lacras, sus llagas, sus putas, sus cambios, en una especie de monólogo interno, enloquecido y enriquecido por los matices del gran barrio popular”.

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Once de los doce cuentos de Las malas noticias llegan primero se apartan de las crisis juveniles para entrar al reino de la fantasía infantil. Son historias parcialmente conectadas, en las que la realidad es descrita como algo frágil que se mezcla continuamente con la imaginación del protagonista. De ahí que las once historias parezcan más bien las memorias de un niño que asiste a sus primeros juegos, peleas y enamoramientos, junto a sus hermanos y amigos de cuadra.
Es el doceavo cuento, titulado El tren se va, el que pone orden entre la realidad y la ficción.

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Durante el Encuentro Insular de Escritores de San Andrés (2017), Carlos Polo definió los límites de la realidad y la ficción con una anécdota que le contó Ernesto McCausland: en la crónica Caracas sin agua, García Márquez escribió que un hombre llamado Samuel Burkart decide salir del apuro sanitario afeitándose con jugo de duraznos; ante la belleza de la historia, McCausland le preguntó a García Márquez cómo hizo para dar con alguien así. “Inventándomelo”, le respondió el Nobel.

Lejos de juzgar la anécdota, Polo hace una reflexión sobre las licencias que tienen escritores y periodistas para contar una historia.

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Carlos Polo me dice que lo más duro de su investigación sobre Cepeda Samudio ha sido la parte teórica. Acostumbrado a sacar datos de la calle, le fastidia tener que apegarse a Pierre Bourdieu para comprender un fenómeno social. Su vena anarquista le hace sospechar de las intenciones de cualquier institución, sea académica, política o artística. Aún así, se esfuerza por analizar cómo la posición social de Cepeda Samudio influyó en su literatura.

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Horas antes del lanzamiento de Las malas noticias llegan primero, Carlos Polo me dice que varias personas le han expresado que su libro de cuentos puede ser entendido como una novela. Una de misterio, según Heriberto Fiorillo. En ese momento no he leído su libro, pero me aventuro a decirle que no sé si baste cierta unidad temporal y temática para que un texto sea catalogado como novela.

Mientras le digo esto, pienso en Cepeda Samudio.

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La ciencia es un tipo de literatura, y las teorías una forma de autobiografía. La investigación que hace Carlos Polo sobre la obra de Cepeda Samudio es también una pregunta sobre su propia obra, difícilmente catalogable y que constantemente salta de la crónica al cuento y del cuento a la novela.

Cuando le diga que creo que Las malas noticias llegan primero es la consecuencia de su interrogante sobre Cepeda Samudio, me dirá que estoy exagerando.

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