De repente
las cosas que detesto
me apasionan
y soy feliz
acudiendo puntual al trabajo
y tomar el urbano
es una grata experiencia
y el olor en los buses
es un olor de fiesta
y de pronto
mirando por entre los altos edificios
me percato
de que el sol brilla y
las nubes se estremecen
con su cálido cosquilleo
y se explayan eufóricas
y yo me pongo eufórico
y me da por hablarle
al compañero de asiento
y preguntarle por su mujer y sus hijos
Él me habla
de su niña que va a la escuela y ya deletrea su nombre
pienso entonces en los niños
qué bellos son los niños
dónde han estado
que apenas ahora me doy cuenta
de lo bellos que son
Sonrío
El mundo es distinto
Sonrío
La gente me mira sorprendida
Yo me sorprendo de sus rostros
qué secos
qué fríos
qué lúgubres sus rostros
Mentalmente repaso
la vida de esos rostros
repletos de soledad
en sus tripas
y en sus almas
aún llevan su diaria pesadilla
rígidamente ceñida en sus rígidas miradas
Se me trueca entonces
la ternura en compasión
y compasivamente los comprendo
mientras me va inundando
la tristeza
Poeta y docente universitario caldense.
Comentarios
Publicar un comentario
Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC