Narrative Science es más o menos el Golem de Stanislaw Lew (ver Un valor Imaginario) y que los creadores definen como una aleación entre inteligencia artificial y análisis de datos: un software capaz de escribir noticias sin una mente humana. Sólo requiere que humanos hayan trabajado antes en su lugar: fagocita millones de páginas informativas, destaca lo esencial y reescribe la noticia en un plagio que los científicos consideran "inteligencia".
La revista Forbes, siempre a la vanguardia del abuso de las estadísticas y de la idiotez, ha empezado a incluir en sus páginas noticias redactadas por Narrative Science. Todo un logro imaginario, como los llamó Lem. En el último número de Revista Arcadia, Rodrigo Restrepo se hace una pregunta apocalíptica: ¿Es Narrative Science el fin del periodismo?
No, no es ciencia ficción: los medios ya empezaron a usar al robot periodista. Nada menos que la revista Forbes publica en su versión web varios reportes diarios, escritos por el algoritmo, sobre los perfiles financieros y las proyecciones económicas de grandes empresas en la bolsa.
Para el ingeniero Kris Hammond, uno de sus creadores, estas historias son apenas el primer paso de lo que se convertirá en un universo periodístico en la Web, dominado por artículos escritos por el algoritmo. Hammond predice que en quince años más del noventa por ciento de las noticias serán escritas por computadores. Más aún, se atreve a afirmar que en cinco años Narrative Science ganará su primer Pulitzer. Sin embargo, los periodistas de a pie no tienen nada de qué preocuparse. Según el optimista ingeniero, este tsunami informativo no tornará obsoletos a los actuales reporteros de oficina. En lugar de ello, el universo de las noticias escritas se expandirá de manera espectacular, a medida que los computadores exploren, extraigan e interpreten las gigantescas cantidades de datos que genera la Red.
Periodismo automático
El proceso de escritura de Narrative Science es en esencia simple. Primero, debe amasar una gran cantidad de información de buena calidad. Esto lo consigue realizando “minería en la red”, o extrayendo información de grandes bases de datos. De ahí que sus áreas fuertes sean las finanzas y los deportes, en donde las cifras nacen, crecen y fluctúan a gran velocidad. En segundo lugar, el algoritmo debe ordenar la información dentro de un contexto que le dé sentido. Por ejemplo, en un partido cualquiera, debe programarse que el equipo con mayor número de anotaciones es el ganador del juego, o que la disminución en las utilidades de una compañía significa pérdidas. Por eso los ingenieros establecen una serie de “reglas” para cada tema.
Entonces llega el momento crucial: convertir la información bruta en prosa digerible y agradable. La compañía contrató a un equipo de “metaescritores”, periodistas que han creado una gama de plantillas que van desde extensos reportes con tablas y fotografías hasta notas breves o titulares. Casi todas las historias periodísticas tienen una estructura predecible. Los metaperiodistas han tomado frases, párrafos y giros típicos de los grandes escritores de no ficción, de modo que las plantillas están escritas con diferentes tonos y voces. Pueden tener el tono de escuetos informes financieros o el estilo familiar de una entrada de blog, pueden mostrar la ironía de una crítica o la complejidad de un texto argumentativo. Además, el programa es “entrenado” por los programadores y los metaescritores para encontrar el ángulo de la historia como ¿quién es el ganador del partido?
Uno de los campos mejor desarrollados por Narrative Science es el periodismo deportivo. De hecho, ese fue su origen, como el resultado final de una clase de la Universidad de Northwestern en el 2009, que reunía a programadores de software y jóvenes periodistas. A la fecha de escribir este artículo, uno de los mayores clientes de Narrative Science era la Big Ten Network, una gigantesca cadena que cubre campeonatos universitarios en Estados Unidos y que publica los reportajes que de sus juegos escribe el algoritmo. Que se sepa, ninguna cadena deportiva ha decidido despedir a algún reportero para reemplazarlo por el algoritmo. Lo que sí está haciendo la compañía es incursionar en lugares donde ningún periodista está. Sus creadores desarrollaron una aplicación para iPhone que reporta con lujo de detalles los partidos de la Little League, la liga internacional de béisbol escolar más grande del mundo.
Eso de "convertir la información bruta en prosa digerible o agradable" ¿qué significa? Ya hace rato que las facultades y los editores convirtieron a los aprendices de periodismo en modestas máquinas de escribir noticias amenas sobre nada. Otro pequeño paso para el hombre y un salto al abismo para la humanidad.
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