Irma Gallo, en la revista digital http://www.sinembargo.mx/ entrevista a la plana mayor de Editorial Sexto Piso. Fundada por un grupo de ex estudiAntes de la Unam, Sexto Piso es una de las editoras que puede darse el lujo de tener a Pirsig, Waburg, Orwell en un catálogo sin mancha. La asesoría de un grande de la edición, Roberto Calasso, la forma en que se elige un catálogo, las peripecias de las primeras apuestas literarias por autores mexicanos, en fin, un reportaje para conocer algunos misterios de cómo nace una editorial de culto, a quién se dirige y qué se ofrece a sus lectores.
Un fragmento de la entrevista a Luis Ayala Blanco:
No es fácil encontrar al escritor y editor Luis Alberto Ayala Blanco: no usa celular, no trabaja en un lugar fijo (además de su casa) ni tiene perfil en Facebook. Después de ser, durante cinco años, editor de La Gaceta en el Fondo de Cultura Económica, y de diseñar las aplicaciones para iPad de los poemas Blanco, de Octavio Paz y Muerte sin fin, de José Gorostiza, así como de Visión de Anáhuac, de Alfonso Reyes, todas con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), en pleno cambio de sexenio la única opción para seguir su rastro era contactar a la gente de la editorial Taller Ditoria, con quienes publicó 99 y Eterno retorno. Y así fue. Gracias a la intervención de Roberto Rébora, el misterio de Ayala Blanco (o por lo menos parte de él) se develó por medio de una dirección de correo electrónico. La voz de Ayala Blanco suena amable y despierta por la línea telefónica. Aceptó de buen grado hablar sobre los orígenes de Sexto Piso y sus primeros años, cuando según sus propias palabras, él y Eduardo Rabasa (hermano de Diego) estaban al frente de la editorial. Antes de hablar de la línea editorial de Sexto Piso al día de hoy, es necesario hacer un poco de historia. ¿Fue tan importante la participación de Ayala Blanco y su amistad con el escritor y editor italiano Roberto Calasso para echarla a andar en 2002? “En realidad, Sexto Piso inició porque yo fui profesor de la UNAM en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, daba Filosofía Política y una vez tuve una generación que fueron justo los chavos que hicieron Sexto Piso conmigo. Eran Eduardo Rabasa, Rafael López Girán, y un chavo de la Ibero que era Francisco de la Mora. Y un día me dijeron que por qué no hacíamos una editorial para publicar las cosas que les enseñaba, que eran medio raras. Y lo decidimos hacer así”. Ayala Blanco conocía a Roberto Calasso porque en 1995 hizo su tesis de maestría sobre su obra. El contacto se estableció por medio de cartas, y así empezó lo que podría calificarse como una amistad. “Cuando yo hice mi tesis de maestría él me envió un paquete con muchas cosas. Dentro de ese paquete había un texto inédito que se llama La locura que viene de las ninfas, y ese, curiosamente, lo mandé traducir y lo publiqué en la revista de la Facultad que se llama Estudios Políticos, por ahí del 96. Ya después, cuando hice Sexto Piso, pensé en que él me ayudara, y fue cuando se pensó en una editorial muy específica, digamos, con un criterio editorial muy claro, muy estricto en cierto sentido, y las cosas que a mí me gustaban. Y esto fue mucho de lo que yo había aprendido de Calasso”. Luis Alberto Ayala Blanco sabía que Jorge Herralde, fundador y director editorial de Anagrama, que publicaba a Calasso en español, no había sacado todavía El loco impuro, su primer novela. “Entonces le dije: si no la va a publicar Herralde, ¿me la das a mí?”, y me contestó que le preguntó a Herralde, y que sí nos las daba a nosotros. Entonces primero publicamos El loco impuro y también a mí se me había ocurrido publicar las Memorias de un enfermo de nervios, de Daniel Paul Shreber, con un prólogo de Roberto Calasso, y El único y su propiedad de Máximo Stirner, también con un prólogo de él, y eso fue lo primero que me dio”. Con estos títulos ya publicados en México por Sexto Piso, Ayala Blanco viajó a Italia para proponerle a Calasso una nueva edición. “Fue en el 2003, creo. Ahí lo que se me ocurrió fue decirle que por qué no hacíamos un libro del ensayo que me había dado inédito, La locura que viene de las ninfas, y a partir de ahí yo le propuse una serie de ensayos, y él me propuso otros, y así surgió ese libro que lo que sí se vio muy buena onda es que salió primero en México. Digamos que él lo publicó en Italia, pero la primicia fue aquí”. Una editorial mexicana que no publicaba autores de esta tierra. Hoy, Sexto Piso tiene en su catálogo obras de autores como Luigi Amara, Yuri Herrera, Mario Bellatin, Carmen Boullosa, Valeria Luiselli, Cristopher Domínguez Michael, Bernardo Fernández Bef, Carlos Velázquez y Margo Glantz, pero en sus inicios era casi una herejía pensar que la editorial del hombrecito saltando por la ventana de un edificio publicara a un escritor mexicano. Parece que la siguiente pregunta no le gusta mucho a Ayala Blanco: ¿Por qué en su época no había autores mexicanos en el catálogo? Sin embargo, responde con rapidez, sin que se note un acento de molestia en el tono de su voz.
Publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/04-01-2013/479569.
Comentarios
Publicar un comentario
Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC