Alberto Bejarano nació en Bogotá, 1980. Es filósofo y escritor, y acaba de obtener una tesis laureada en París VIII sobre la obra del escritor chileno Roberto Bolaño. En la revista Nómadas de la Universidad Central de Bogotá publicó en 2010 un artículo a fondo sobre las genealogías que se comunican en las novelas y cuentos de Bolaño. Aquí sorprende su observación sobre dos versiones de Lalo Cura. Fragmento del artículo que puede leerse íntegro en Alberto bejarano | República de expósitos , genealogías de la orfandad en 2666 de Roberto Bolaño:
En 2666, Olegario “Lalo” Cura Expósito es un persona- je esencial en el desarrollo de la trama de la cuarta parte de la novela, “La parte de los crímenes”. Primero, ma- tón a sueldo sin convicción (guardaespaldas de Rengifo uno de los narcotraficantes más notables de Sonora), y luego, policía de tránsito, Lalo Cura se convierte en el único policía mexicano que investiga los crímenes con alguna pericia, aprendida además de manera autodidac- ta. Su genealogía marca la manera como se enfrenta a los
cadáveres de las mujeres asesinadas en Santa Teresa. Es el único policía que estudia el tema seriamente. Lalo Cura, hijo de María Expósito y descendiente de toda una saga de mujeres violadas desde 1865, es el úni- co policía, por ejemplo, que no hace chistes machistas alrededor de los cadáveres encontrados. Lalo Cura no es un hombre duro. De hecho, él es el único miembro de su familia que no nació como producto de una violación (en ninguna de las dos versiones que fabrica Bolaño). Esa singularidad hace de él, dentro de la narración mítica de Bolaño, un hombre no duro. En un relato anterior a 2666, titulado Prefiguración de Lalo Cura (2001), Bolaño nos muestra lo que podría ser un boceto de personaje, luego casi del todo abandonado en la novela. Sin embargo, la descripción de la figura del padre mantendrá ciertos elementos en común con la que aparece en 2666:
Mi padre fue un cura renegado. No sé si era colombiano o de qué país. Latinoamericano era. Pobre como las ra- tas, apareció una noche por Medellín dando sermones en cantinas y burdeles. Algunos creyeron que era un agente de los servicios secretos, pero mi madre evitó que lo ma- taran y se lo llevó a su penthouse en el barrio. Vivieron juntos cuatro meses, hasta donde yo sé y luego mi padre desapareció en el evangelio. Latinoamérica lo llamaba y él siguió deslizándose en las palabras del sacrificio hasta desaparecer, hasta no dejar rastro (Bolaño, 2009: 97).
A diferencia de este relato, en 2666 el padre de Lalo Cura está entre dos jóvenes estudiantes de México que se encuentran con María Expósito en 1976. Hay, por su- puesto, una leve sospecha de que esos dos jóvenes sean Mario Santiago y Arturo Belano, los personajes principa- les de Los detectives salvajes (1998):
[...] en 1976 la joven María Expósito encontró en el desierto a dos estudiantes del DF que le dijeron que se habían perdido pero que más bien parecían estar huyendo de algo y a los que tras una semana verti- ginosa nunca más volvió a ver. Los estudiantes vivían dentro de su propio coche y uno de ellos parecía estar enfermo. Parecían como drogados y hablaban mucho y no comían nada, aunque ella les llevaba tortillas y frijoles que sustraía de su casa. Hablaban por ejem- plo, de una nueva revolución, una revolución invisible que ya se estaba gestando pero que tardaría en salir a las calles al menos cincuenta años más. O quinien- tos. O cinco mil. Los estudiantes conocían Villaviciosa pero lo que querían era encontrar la carretera a Ures o a Hermosillo. Cada noche hicieron el amor con ella, dentro del coche o sobre la tierra tibia del desierto, hasta que una mañana ella llegó al lugar y no los en- contró (Bolaño, 2004a: 697).
En los dos casos, Lalo Cura es un expósito, pero no un hijo de un hombre duro, tal como lo define Bolaño en su poema: Los hombres duros no bailan, inspirado en la novela y la película igualmente del mismo título del escritor norteamericano Norman Mailer:
Los hombres duros no bailan
los hombres duros llegan a pueblos limítrofes en horas oscuras los hombres duros no tienen dinero, malgastan el dinero, buscan un poco de dinero en habitaciones minúsculas y húmedas...
los hombres duros hacen el amor con camareras en habitaciones femeninas pobremente decoradas y se marchan antes de que amanezca... los hombres duros recogen las migajas de la memoria sin una
queja
hemos comido, dicen, hemos culeado, nos hemos drogado, hemos conversado hasta el amanecer con amigos
de verdad ¿qué más podemos pedir? Los hombres duros dejan a sus hijos desperdigados
por los grandes espacios de Norteamérica y Latinoamérica antes de enfrentarse con la muerte...
(Bolaño, 2007: 341-342).
El jurado de la tesis Ficción e historia en Roberto Bolaño estuvo compuesto por:
VERMEREN Patrice (Directeur). Philosophie. Université París 8
GRAS MIRAVET Dunia. Instituto de Filologia Hispanica de la Universidad de Barcelona.
DIAZ MALDONADO Rodrigo. Instituto de Investigaciones Historicas Universidad Nacional Autonoma de Mexico
NAVET Georges. Philosophie. Université París 8
COQUIO Catherine. Littérature. Université Paris 7
Bejarano es coautor de Bogotá Fílmica. Lleva el blog Bogotá Ucrónica, y en la Librería bogotana Casa Tomada hará en marzo un ciclo de charlas sobre su investigación en esta tesis. Con este bolañólogo en Colombia comienza La parte de los críticos.
A. Bejarano |
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