Ángel Castaño Guzmán
(Hace un año largo, la editorial Ícono cumplió una década de trabajos. Con ocasión del aniversario entrevisté a su director,Gustavo Mauricio García Arenas. Ícono es hoy por hoy la editorial independiente más visible del mercado colombiano).
Gustavo Mauricio García Arenas es el gerente general de la editorial independiente Ícono. Fotógrafo y articulista, con formación en derecho y en filosofía. Con una larga experiencia en el trabajo editorial, habló con sobre el aniversario diez de su sello, que según indicó, nació como una necesidad personal de expresar y promover libremente las ideas y percepciones que son mutiladas o rechazadas en otras editoriales.
¿Cómo surgió y por qué la idea de crear Ícono?
En un principio surgió con la intención de llenar un poco el vacío informativo y cultural en una sociedad con frecuencia adormecida por el poder y como una necesidad personal de expresar y promover libremente nuestras ideas y percepciones que son mutiladas o rechazadas en otras editoriales y medios de comunicación.
El nombre Ícono obedece más a un interés iconoclasta, de tumbar ídolos, falsos profetas, conceptos inamovibles o quehaceres catastróficos y fraudulentos que están afincados en nuestro país desde hace marras y que muchas veces, o no nos damos cuenta, no nos permiten darnos cuenta o nadie nos alerta al respecto. La editorial hace de faro, de campana para llamar la atención sobre hechos que no podemos dejar pasar inadvertidos. Ícono no es un fin en sí misma sino que cumple con un propósito mayor: el de la construcción de la verdad, aunque de manera fragmentaria, sin dogmas, como una sumatoria de muchas voces.
Para ello creamos las colecciones Memoria Viva, Actual y Academia. Pero de manera paralela hemos desarrollado otras líneas editoriales distintas a la no ficción, como son la literaria —novela, cuento—; poesía, los libros de gran formato —arte y fotografía—; la reciente colección de nuevo periodismo —también llamada la literatura de no ficción— y pronto abriremos nuestras nuevas líneas de obras de literatura infantil y novela gráfica.
Las editoriales independientes compiten en desventaja con los grandes conglomerados editoriales.
Las editoriales independientes compiten en desventaja con los grandes conglomerados editoriales.
En esta década, qué enseñanzas ha recibido para competir por la preferencia del lector.
Como dice la canción, “la lucha es cruel y es mucha” y, agregaría, que es muy, muy larga… permanente. Nada se gana sino en el día a día. La única manera de dar la pelea es tener paciencia pero con insistencia y sobre todo, la clave está en saber sobrevivir; eso es parte del triunfo.
En realidad no es una competencia por la preferencia del lector sino una competencia con los medios periodísticos y con las librerías para que nuestros libros tengan exhibición y el lector tenga entonces así la oportunidad de seleccionar lo que quiere leer.
El trabajo arduo está en ganar cada vez más espacios que permitan al público visibilizar lo que estamos haciendo desde la franja editorial independiente, no oficial ni oficialista, por fuera de los círculos de poder tanto políticos como económicos. Una vez ganado ese espacio, confiamos en que nuestras publicaciones se defienden solas, frente a frente con el lector potencial, con una calidad igual o mejor que las grandes editoriales y con contenidos en muchas ocasiones más valiosos, valientes y arriesgados.
Una editorial es una iniciativa de dos caras: la cultural y la comercial. ¿Cómo ha logrado mantener las dos en armonía? ¿Cuáles son las estrategias de Ícono para conservar la calidad estética de sus libros y al tiempo ser rentable como empresa?
No somos portadores de ningún secreto diferente del de generar y mantener la calidad. No porque lo demás venga por añadidura, ya que por desgracia no es así. Sin embargo, por encima de cualquier principio comercial está la satisfacción de hacer un buen trabajo. Lo que hemos hecho durante estos años es ampliar nuestra oferta y nuestros puntos de venta, en espera de que esta sea una manera de rentabilizar la empresa.
No somos portadores de ningún secreto diferente del de generar y mantener la calidad. No porque lo demás venga por añadidura, ya que por desgracia no es así. Sin embargo, por encima de cualquier principio comercial está la satisfacción de hacer un buen trabajo. Lo que hemos hecho durante estos años es ampliar nuestra oferta y nuestros puntos de venta, en espera de que esta sea una manera de rentabilizar la empresa.
Ese asunto es muy difícil aunque no imposible. También hemos comenzado a comercializar editoriales de otros países y algunas otras nacionales con el mismo objetivo de ampliarnos, hasta lograr un punto de equilibrio.
Hemos comenzado a ‘morder’ algunos presupuestos estatales con respecto a que algunos de nuestros títulos empezaron a formar parte de las bibliotecas públicas de todo el país, esto tiene un significado especial en cuanto a la difusión de las obras y al ingreso de capitales que refrescan y nos permiten reinvertir en más proyectos editoriales.
En su calidad de editor, ¿qué recomendaciones les da a los aspirantes a escritores? ¿Cuál es el camino para ser incluido en su catálogo?
Insisto en que la prioridad es estar seguro de la calidad de la obra. Si tanto el autor como nosotros creemos eso, pasamos al nivel de la viabilidad económica. Si la vemos, arriesgamos y nos la jugamos con lo que creemos muy importante que el público lector conozca. Si no, pensamos en vías de financiación, ya sea con capitales privados que apoyen proyectos culturales o con participación en programas estatales o departamentales que ofrezcan opciones de financiación.
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