No es esta una entrada sobre José Donoso y su muy bien titulada novela "Adonde van a morir los Elefantes"; es un obituario mínimo de elefantas: Mary y Topsy que murieron hace un siglo bajo la metódica crueldad humana.
A Mary no le cortaron la cabeza -sino el aire- la mañana del miércoles 13 de septiembre de 1916. Sin armas que atravesaran su corazón, sin la fuerza brutal de un tren que la desmembrara viva (como recomendó uno de los consultados aquellos días de septiembre) una grúa sirvió de pendón desde el cual descolgar la agonía de la elefanta. El ingenio del horror tuvo a más de 2.500 personas de espectadores. Dos días atrás Mary, ofuscada en su animalidad por un golpe en las orejas que le propició Red Eldridge, joven que había sido contratado para cuidarla, respondió con furia y lo mató. La instantánea fue contundente: tomó al hombre con su trompa, lo hizo volar al mejor estilo de los trapecistas y luego, con el cuerpo del muchacho en el piso, aplastó la cabeza del pelirojo con una pisada de 5 toneladas. He ahí por lo que fue inculpada.
En la época de Mary no hubo defensores de animales, abogados o siquiatras que la declararan loca, esquizofrénica o simplemente animal que no debía vivir en un circo. Hubo sí, una tribuna llena de jueces mundanos que vieron en el animal la fuerza inconmensurable que el humano no domestica, aunque aveces así lo crea. Mary, despojada de las leyes de su naturaleza y con todo el odio del pueblo puesto en ella, fue a morir lejos de su tierra salvaje y su manada para ser ahorcada en Erwin, Tennessee, en los Estados Unidos. Para ese entonces, en el país de las libertades ambiguas y de morales excesivas, ya la condena de elefantes era parte de su historia. Trece años atrás, en 1903, la elefanta Topsy había sido electrocutada. La eléctrica condena de Topsy la ideó el conocido y polifacético inventor Thomas Alva Edison (quien además aprovechó la despiadada condena para captar con su cámara cinematográfica los últimos momentos de Topsy en el reporte que se llamaría "Electrocuting an elephant").
Para leer la historia completa visite Una tarde en Erwin Tennesse
Resulta hasta chocante leer estas cronicas que se siguen repitiendo caso rey de España, es infortunado que un animal tan sensible sea tratado tan bestia por el ser humano
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