En una entrevista (la primera abierta que ofrece el Premio Nobel de Literatura chino al Der Spiegel de alemania) Mo Yan responde a Bernhard Zand sobre las críticas que se le han hecho por su silencio ante el régimen chino. La entrevista completa en El País.
Aquí un fragmento:
P. ¿En qué sentido? Usted no tiene ninguna culpa de los abortos forzosos que describe.
R. En las últimas décadas, China ha vivido cambios radicales tan profundos que casi todos nos sentimos víctimas. Pero casi nadie se pregunta si él mismo ha sido culpable, si le ha hecho daño a alguien. Yo, por ejemplo, puede que solo tuviera 11 años, pero en la época de la Revolución Cultural fui miembro de la Guardia Roja y fui partícipe de la crítica pública a mis profesores. Estaba celoso de los resultados de otras personas, de su talento, de la suerte que tenían. Y en aras de mi propio futuro, insté a mi mujer a que abortara. Yo soy culpable.
P. Sus libros pintan un amargo retrato de la China moderna. Parece que ni sus personajes, ni la sociedad, ni el propio país evolucionan en estas novelas.
En aras de mi propio futuro, insté a mi mujer a que abortara. Yo soy culpable
R. En ese sentido no soy típicamente chino. Las historias y los dramas chinos suelen terminar bien. Pero la mayoría de mis libros tienen un final trágico. Sin embargo, hablan de esperanza, dignidad y fuerza.
P. Desde un punto de vista artístico, sus novelas se leen como películas: esquivan la mirada directa dentro de la mente de sus personajes.
R. Eso forma parte de la experiencia espiritual de mi generación. Algunas personas han reconocido que la Revolución Cultural fue un error del Partido, pero también han aceptado que el Partido ha corregido este error.
P. ¿Qué piensa usted al respecto? Usted también tuvo que abandonar su educación durante la Revolución Cultural, y eso que era miembro del Partido.
R. El Partido tiene 80 millones de miembros, y yo soy uno de ellos. Yo me afilié al Partido en 1979, cuando servía en el Ejército Popular de Liberación, y tardé un tiempo en darme cuenta de que la Revolución Cultural era atribuible a los errores de unos cuantos mandatarios. No estaba directamente relacionada con el Partido.
P. En sus libros critica a los funcionarios del Partido Comunista y sus actos de forma radical, pero en sus declaraciones políticas, e incluso en esta entrevista, es usted muy blando. ¿Cómo explica esta contradicción?
R. No existe ninguna contradicción con mi postura política si critico duramente a funcionarios del Partido. Siempre he hecho hincapié en que me considero un escritor de las personas, no escritor del Partido. Detesto a los funcionarios corruptos.
Me considero un escritor de las personas, no escritor del Partido
P. El escritor chino Liao Yiwu dice que usted es un escritor al servicio del Estado, que no guarda ningún tipo de distancia con el Partido.
R. Sé que Liao me envidia por haber recibido este premio, y lo entiendo. Pero la crítica que me hace no está justificada.
P. ¿A qué crítica se refiere concretamente?
R. Me reprocha, por ejemplo, que he ensalzado a Bo Xilai...
P. El líder del Partido en Chongqing encarcelado por un supuesto caso de corrupción...
R. Se refiere a un poema. Pero es todo lo contrario: estaba siendo sarcástico, escribí un poema satírico. Permítame que vuelva a escribirlo.
Coge un cuaderno y escribe:
Suenan las canciones rojas, resuenan los golpes contra los negros.
El país entero tiene la vista puesta en Chongqing.
Mientras la araña blanca teje una auténtica red,
el caballo negro con diarrea no es ningún joven iracundo.
Los poetas no son ni de izquierdas ni de derechas.
“En otoño de 2011”, continúa Mo, “un amigo de Chongqing me pidió una caligrafía, que es algo que se suele hacer entre poetas. Le envié este poema, y me contestó: ‘No sé si tengo que reír o llorar’. En el país había por aquel entonces muchas personas que alababan al cabecilla del Partido Bo por su lucha contra los negros, es decir, la mafia, y porque dejaba cantar ‘canciones rojas’. A muchos escritores les pidieron que hicieran lo mismo. Cuando hablo de la araña blanca me refiero a los jóvenes en China que se pasan todo el día en Internet, y que realmente destapan a criminales: los funcionarios corruptos. El caballo negro con diarrea representa a todas las personas que solo personifican a los intelectuales. Y luego sigue una exhortación a mis amigos escritores para que no se adhieran ni a la izquierda ni a la derecha, sino que escriban en nombre de las personas.
P. ¿Sus críticos han malinterpretado a propósito este poema para que la gente lo tomara a usted por un amigo de Bo Xilai?
Desde que me concedieron el Premio Nobel, miran mis errores con lupa y trastocan el significado de mis poemas
R. Mis enemigos son principalmente escritores, personas que también escriben poesía, y saben perfectamente que este poema es una sátira. Pero desde que me concedieron el Premio Nobel, miran mis errores con lupa y trastocan el significado de mis poemas.
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