Tomado de la revista SOHO |
Siempre es para mí un placer y un gusto hablar de Santiago
Gamboa. Y lo es por dos razones de peso. La primera porque Santiago fue todo lo
que alguna vez soñé de joven, hizo todo lo que desee haber hecho con mi vida y
no lo logré por razones y circunstancias que no vienen al caso. Santiago Gamboa
se fue de casa a los 18 años a Madrid a estudiar filología clásica, luego pasó
a Francia y allí estudio el doctorado. Es en Europa donde escribe su primera
novela: páginas de vuelta, una novela que
le genera reconocimientos y un cierto status de escritor que era lo que realmente
quería tener desde que dejó la casa. Esa fue una de las cosas que yo desee
hacer, poder irme de casa y conocer el mundo aunque fuera tan difícil la
estadía en cualquier lugar, pero dedicarme a lo que me gusta hacer que es
escribir. No lo pude hacer y a la final ya no importa, salir de tu país no es
un requerimiento para escribir.
La segunda razón de peso viene de la mano de su tercera
novela: Vida feliz de un joven llamado
Esteban, es para mí, la mejor novela del escritor bogotano. Y es la mejor
porque busca y encuentra un objetivo, es la vida de Santiago en Madrid y en Francia,
es la vida de un joven que quiere ser escritor y para ello, debe sacrificar
cosas: un noviazgo estable, la vida que le ha dado sus padres y una juventud
llena de felicidad y alegría. Todo esto lo cambió por una vida en Europa llena
de necesidades y deseos, llena de soledad y frustración, lleno de todo eso que
mata a un hombre: los recuerdos. Estas son para mí las dos razones por las
cuales admiro a Santiago y claro, su poder en la escritura, su trabajo que ha
sido reconocido en todo el mundo es lo que ha hecho de Gamboa uno de los
escritores más importantes de Colombia y con una gran carrera dentro de las
letras. Tal vez sea él uno de los precursores de la nueva novela colombiana,
una novela que no está influenciada ni mucho menos “plagiada” del realismo
mágico de García Márquez, Gamboa ha sido de esos pocos autores que admiran a
Gabo sin necesidad de hacer novelas pensado en el nobel ni haciendo lo mismo
que él hacía, como todo ese grupo de autores que se catapultaron por intentar
ser un Gabo sin éxito.
Gamboa ha sido mi escritor de cabecera, junto a Gabo, Andrés
Caicedo, Juan Gabriel Vásquez, Truman Capote entre otros. Pues he encontrado en
sus textos la diversidad de una escritura de viajes, de historias que pueden
pasar en cualquier momento y en cualquier lugar el mundo, son historias
conmovedoras, cómicas y dolorosas, algunos párrafos te dejan frío y otros, te
dan la sensación de querer vivir el mundo y ver en el, la grandeza de un gran
libro para leer y leer, luego reflexionar sobre ello y después, sentarse y
escribir todo lo vivido.
Otra de las características de Santiago Gamboa está en su
afán de narrar historias de periodistas, de incluir en sus relatos al
periodismo como un eje fundamental de los personajes, algo tan vital como lo ha
sido para él esta profesión. En el libro de relatos: El cerco de Bogotá, Gamboa narra y relata diferentes hechos de
ficción que le ocurren a varios periodistas en la ciudad del Sagrado Corazón. Entre
esas líneas y párrafos, Santiago cuenta y describe la vida y la tarea de un
periodista, su diario vivir, sus anhelos y esperanzas, al igual como lo hizo
con Los impostores, otra de sus
grandes novelas.
Santiago Gamboa no es un escritor que te empalaga ni te enreda con el lenguaje, él solamente lanza una melodía, un camino para ir trazando a lo largo del libro, a lo largo de la vida de los personajes. Para adquirir esta sensación es fácil acercarse y leer el síndrome de Ulises una novela que habla de los exiliados, para mí es la segunda parte de vida feliz, es una historia de un joven que ha tenido que vivir el vacío de estar fuera de su patria, de aprender a convivir con personas que resultaron siendo su familia y de experimentar cosas que sólo él podrá llevar hasta la tumba porque nunca hay una palabra plena para narrar lo vivido.
A un autor como Santiago hay que disfrutarlo y deleitarlo,
entenderlo en la medida que se lee y comprender que la vida es un viaje en el
cual nos dejamos caer y vamos afrontando las circunstancias que se van
apareciendo, que perecen que detienen el viaje pero a la final, es un pequeño
stop que se debe hacer para respirar, alzar la cabeza, ver que es lo que se
viene y seguir afrontando con serenidad y madurez. Creo que eso es las novelas
de Santiago un ir y venir constante que envuelve al lector y lo hace partícipe
y no lo suelta hasta que la historia esté terminada.
Comentarios
Publicar un comentario
Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC