Louis-Ferdinand Céline, 1932 | Wikimedia Commons |
La historia es increíble. Desde 1944, muchos han tratado de rastrear este tesoro de papel, entrevistando a los supervivientes del Montmartre de la Liberación, buscando la más mínima pista en las subastas provinciales. Todo en vano.Los manuscritos estaban en posesión de Jean-Pierre Thibaudat, crítico de teatro y ex periodista del diario Libération. Le fueron confiados hace 15 años por un misterioso donante con una condición: no hacerlos públicos antes de la muerte de la viuda de Céline. Lucette Destouches murió a los 107 años, a finales de 2019."Hace muchos años, un lector de Libération me llamó y me dijo que quería darme unos documentos. El día de la cita, llegó con enormes bolsas que contenían hojas escritas a mano. Eran de puño y letra de Louis-Ferdinand Céline. Me los dio con una condición: no hacerlos públicos antes de la muerte de Lucette Destouches, porque, siendo de izquierdas, no quería ‘enriquecer’ a la viuda del escritor", cuenta Thibaudat a Le Monde.Durante años, sin decirlo a nadie, Thibaudat transcribió los manuscritos –sin pensar en venderlos a pesar de su valor, insiste. No quiere decir quién es el misterioso donante, pero asegura que no pidió "ni un céntimo" a cambio.El mismo Céline pensó que el ladrón podía ser Oscar Rosembly, un judío de Córcega quien fuera su administrador. A la Liberación de París, Rosembly reaparece como teniente de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) y, con algunos compañeros, aprovecha la confusión general para "visitar" los pisos de las personalidades que huyeron. Una actividad que no pasó desapercibida, y por la que fue detenido un tiempo.La leyenda dice que Rosembly viajó luego a Estados Unidos donde se volvió una especie de gurú, y que más tarde trabajó para Dior, antes de volver a Córcega donde murió en 1990. Esta pista fue seguida hasta encontrar a su hija, quien mencionó la existencia de archivos pero nunca accedió a mostrarlos.Otra pista es la del resistente Yvon Morandat, quien vivió en el apartamento del escritor tras la Liberación. Cuando Céline pudo volver a Francia, Morandat intentó restituirle sus escritos y muebles, pero éste se negó, alegando que sólo se trataba de borradores.Entre ellas, el manuscrito de Muerte a crédito y 600 páginas inéditas de Casse-pipe (misión peligrosa), la novela inacabada que faltaba entre Muerte a crédito y Viaje al fin de la noche. En una carta a su amigo Pierre Monnier, en 1950, Céline escribía: "Hay que decir en todas partes que si Casse-pipe está incompleta, es porque los Purificadores han tirado todo el desarrollo y el final, 600 páginas de manuscrito en las basuras de la avenida Junot". --RFI
Nota completa en: La increíble historia de los escritos inéditos de Céline
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