Tomada de Guía de Moscú |
Estimados amigos de Isliada.com en su primer año de fundación,
Reciban un saludo de Revista Corónica. No entusiasma saber que han llegado a su primer año sin perder frecuencia y aumentando lectores y colaboradores. Como muchos habrán comprobado, ya el enemigo del escritor no es Gutenberg, sino la falta de acceso a la forma más inconcebible de difundir el conocimiento desde las señales de humo: internet. Es verdad que por la red circula información inútil, tanta que supera la capacidad de lectura (desde el punto de vista del cansancio humano, no de la curiosidad que es insaciable). Pero también circula el conocimiento científico, el arte, la creación y, también, hoy más que nunca, es posible que la creación literaria encuentre el público para el que ha sido creada; es decir que encuentre visibilidad y lectores.
Internet está transformando las secuencias, no sólo de tiempo sino de espacio que la gente usualmente tenía para informarse: las distancia temporales y espaciales –de enlaces a hipervínculos- las dispone el lector, y el lugar ha mudado a pantallas, dispositivos que permiten el acceso en lugares disímiles y la disponibilidad de tener acceso a todo en un solo lugar (es hipótesis sujeta a verificación). Vamos, además, a un mundo de editores. La web 2.0 –que empezamos a despedir desde hace un par de años- permitió las plataformas de publicación individual y de almacenamiento masivo: blogs, redes sociales, bancos de imágenes, videotecas en línea ídem; almacenamientos inconcebibles de todos los formatos. Y ya, nos dicen, se aproximan tantos cambios que aquello que hoy se nos muestra novedoso mañana será obsoleto y pasará a ser una función más en un nuevo formato tecnológico. Por mencionar un solo ejemplo editorial, la cultura en nube, el epub 3 (unión de texto, imagen, sonido que está pronto a salir) son la prehistoria del libro electrónico y su almacenamiento y difusión. ¿Qué será el libro en unos veinte años? Veremos.
Es en medio de esa epifanía que queremos destacar la labor de isliada.com y de otras web de literatura y humanidades que se encargan de hacer la avanzada emblemática en zonas de penumbra editorial, o en sociedades con limitado acceso, o con desarrollo ínfimo: Colombia, México, Cuba, hay que reconocerlo, no son los pioneros de la tecnología, sino subsidiarios, a veces hijos díscolos o perturbados. Aún así buscamos aprovechar el potencial de la web con un objetivo único: difundir cultura y humanismo.
Hasta hace unos años creíamos saber lo que era una buena revista, o lo que debería ser. El modelo en Latinoamérica lo pusieron los ancestros: o hacíamos la revista Sur o hacíamos Vuelta o hacíamos Orígenes. Sin embargo, esto imponía una sola dirección: la república de las letras que pensaba para las hordas de lectores pasivos. Hoy no puede hacerse una revista que ignore la interactividad, la respuesta del lector, que olvide que el lector es también creador, que crea en las sacralizaciones y pontificaciones de los gurús intelectuales suponiendo que son las únicas. Lo más importante en internet, además de la frecuencia de actualización, es interactuar con el lector: invitarlo a apropiarse del lugar, a situarse en el mismo nivel intelectual (en los foros, en la difusión, en los contenidos). Esto marcará la diferencia y discernirá la vigencia de un sitio. Nada de qué alarmarse, amigos. Tendremos, eso sí, los lectores que merezcamos. Las audiencias están hiperfragmentadas, de manera que los públicos de una página web no tienen por qué ser los mismos de otra con idénticos objetivos, acaso de la misma forma en que los cultores de un libro generacional no tienen por qué ser los mismo de otro de características parecidas (¿los lectores de El Extranjero no eran acaso los detractores de La Náusea?). Llevar una revista digital permite la ruptura de las fronteras y el ensimismamiento. No produce dinero, a no ser que el genio maligno de Descartes nos encienda la lámpara de la inteligencia del hambre, pero ya veremos. A los detractores del digital y defensores de la autoridad que da el papel, sólo tenemos que recordarles que el principio de una revista análoga ante una digital sigue siendo el mismo del libro impreso al epub: plasmar palabras en un soporte, dirigidas a un puñado de lectores que van por el mundo. Es nuestro deseo que Isliada.com haya encontrado a esos lectores, o que los siga buscando hasta encontrarlos.
Un abrazo,
Att. Consejo editorial de www.revistacoronica.com
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