¿Han oído hablar de la orden de los cartujos? Si hace unos meses me hubieran dicho la palabra cartujo me habría imaginado todo menos lo que es, habría pensado en una especie de Odradek o en un insulto. Por fortuna tuve la buena suerte de escogerla en la videotienda, venciendo eso sí la pereza que produce la palabra “documental” en la carátula. Recomiendo esta película aunque sé que el porcentaje de personas que moriría de aburrimiento y no soportaría más que los primeros diez minutos es dolorosamente alto. Para mí fue una experiencia que podría calificarse de iniciática. Para disfrutar el documental y verlo hasta el final hay que ser en cierto modo un iniciado, me refiero a haber vivido plenamente la soledad en un lugar alejado, concentrado en las labores propias y sin ningún compromiso con el mundo exterior, sin computador ni celular, por supuesto. Es probable que sólo alguien que haya vivido esto pueda ver los placeres únicos que otorga esa vida que muchos llaman, no sin razón
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